AS (Valladolid)

Heroico Sevilla,

Javi Martínez ajusticia en la prórroga a los de Julen Lopetegui, que cayeron con orgullo en Budapest

- JOSÉ A. ESPINA

La dignidad y el orgullo no le bastan casi nunca a este Sevilla ambicioso de perenne mirada hacia adelante, pero sí que resumen de alguna forma el duelo que lucharon y perdieron los de Nervión ante el que volvió a demostrar ser ahora mismo el mejor equipo de Europa, el Bayern de Múnich. Una máquina de fútbol a la que los de Lopetegui plantaron cara mucho tiempo, más incluso que ningún otro (incluidos gigantes como el PSG, el Barcelona y el Chelsea) en siete meses y medio. Los bávaros, que sólo habían necesitado 90 minutos para ganar seguidos los últimos 22 encuentros, acudieron esta vez a la prórroga para tumbar a un Sevilla que hizo honor a su raza, la casta y el coraje, y a su lema de este siglo: Nunca se Rinde. Y nunca se rindió, hasta tuvo la Supercopa en las botas de En

Nesyri cuando ya no hubiera quedado tiempo para nada más. Fue un español, Javi Martínez, quien en el que posiblemen­te sea su último servicio al club bávaro ajusticiar­a a sus compatriot­as ya en la prórroga, después de muchos minutos de resistir de pie y tener incluso alguna ocasión para llevarse la Supercopa a casa. Los cerca de 12.000 espectador­es que acudieron al Puskas Arena, primeros en una grada de competició­n europea desde la pandemia, lo vivieron in situ.

Más salomónico que Salomón, Julen Lopetegui premió a la base del once que había jugado toda la fase final de Europa League, es decir, la que le ha llevado hasta esta Supercopa. Faltaban, porque se han ido, Banega y Reguilón, así que el entrenador vasco tiró de lógica y galones: Escudero por la izquierda y el recién llegado pero ya casi capitán general Ivan Rakitic en el centro del campo. Por ahí quizá se le notaron las costuras al Sevilla porque el lateral vallisolet­ano ha bajado el nivel en los últimos tiempos y el centrocamp­ista croata, que acusa la escasa preparació­n física del último Barcelona, necesita algún tiempo aún para mejorar una evidente falta de ritmo.

Flick sí que matizó su alineación más habitual, o al menos la más esperada. En la izquierda, puede que por temor a las constantes subidas del incansable Jesús Navas, el técnico del Bayern decidía alinear al español Lucas Hernández en lugar del más ofensivo Alfonso Davies, que maravilló en Lisboa. Por Lucas pagaron los bávaros al Atlético 80 millones de euros en verano de 2019, pero una rotura de ligamentos en el tobillo derecho a principios de campaña contribuyó

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Los jugadores del Bayern celebran la Supercopa de Europa conseguida ante el Sevilla en el Puskas Arena de Budapest.
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