Los jugadores tienen que hacerse test cada tres o cuatro días
Por primera vez en la historia, Roland Garros se jugará en otoño. El aplazamiento por culpa de la COVID-19 llevó el inicio de la competición a finales de septiembre y acabará en octubre. Con la primavera ya lejos, se espera una temperatura media de 15 grados y mucha lluvia en París en la primera semana. La previsión dice que el tiempo mejorará pero, obviamente, no lucirá el sol del mismo modo que en mayo y junio.
Controles
Techo en la Chatrier. El nuevo techo retráctil de la pista central, la Philippe Chatrier, terminó de construirse en febrero y su inauguración tendrá lugar hoy. Con un coste de unos 350 millones euros, la cubierta se compone de 11 alas de 330 toneladas y 107 metros de envergadura cada una. Se cierra en 15 minutos.
Luz artificial. Un total de 12 pistas del complejo de Roland Garros, incluidas la
Chatrier, la Suzanne Lenglen y la Simonne Mathieu, tendrán iluminación artificial. A pesar de esta novedad, este año aún no habrá sesiones nocturnas.
Bolas nuevas. Roland Garros rompió su contrato con Babolat como empresa proveedora de pelotas y firmó con Wilson. Nadal asegura que las bolas nuevas son “superpesadas, como piedras” y que no cogen bien los efectos.
Poco público. Las restricciones impuestas en 11 grandes ciudades de Francia por el empeoramiento de la situación sanitaria hicieron que el aforo previsto para Roland Garros se redujera de 20.000 espectadores a 11.500, después a 5.000 y el viernes a los 1.000 que podrán entrar cada día al recinto del torneo.
Burbuja. Los jugadores deben pasar controles cada tres o cuatro días, viven repartidos en dos hoteles, sólo pueden entrar al torneo con dos acompañantes y no tienen acceso los días que no juegan.