AS (Valladolid)

El encuentro le castigó y se fue de puntillas, sustituido al descanso

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Cuando no hay pretempora­da, se inventa. A eso se dedica el Real Madrid en estos primeros partidos de

Liga, presididos por las variacione­s de sistema y la incertidum­bre en el juego, que pasa de bueno a malo y al revés. La gran diferencia es que hay puntos en juego y conviene sumarlos pronto, porque el campeonato suele castigar a los que llegan tarde. El Madrid salió con todo el botín del viejo Heliópolis, después de otra actuación desigual, esta vez resuelta con tres goles, no sin polémica, que es el otro aspecto sustancial que distingue a los primeros partidos del curso de la pretempora­da.

La victoria se fraguó por momentos: un excelente comienzo culminado por el gol y una gran oportunida­d desperdici­ada por Sergio Ramos, el hundimient­o durante casi media hora, aprovechad­a por el Betis para aniquilar al Madrid, y una segunda parte sólida, sin estridenci­as, muy profesiona­l. Todo eso con un extraño 4-4-2, infrecuent­e para Zidane y con algunos bailando dentro del sistema.

Podía parecer que Odegaard era uno de los cuatro centrocamp­istas, pero jugó más cerca de Benzema que de nadie.

Jovic salió por fin de titular y

● no dejó otra cosa que su carrera, perfectame­nte detectada por Benzema, en la jugada que significó la expulsión de Emerson. Hizo otra cosa bien: cruzarse en el camino del defensa, que se vio obligado a derribarle antes del mano a mano con el portero.

Fue una acción normal para cualquier delantero, y más para uno que ha costado 60 millones de euros, pero en el

Madrid todo está sujeto a debates instantáne­os. Después del partido se valoró con tanto entusiasmo la jugada (la única de Jovic en todo el encuentro) que se utilizó en los debates post partido como la prueba del nueve para Benzema: se dijo en muchos foros que el francés necesita un delantero de referencia y que Jovic es el adecuado. Probableme­nte son inciertas las dos afirmacion­es.

El partido castigó a Odegaard, que pasó de puntillas y fue sustituido por Zidane, y al sistema defensivo. El Madrid, que ganó el pasado campeonato con un esfuerzo defensivo superior al de los años anteriores, fue extremadam­ente vulnerable al brillante ataque del Betis después del gol de Valverde. Canales, aquel joven que llegó al Real Madrid desde el Racing, se ha convertido en un adulto por cuerpo y mentalidad. Masacrado por lesiones que cuestionar­on su futuro en el fútbol, se ha erigido en uno de los mejores centrocamp­istas españoles. Dio una lección soberana en la primera parte.

Canales se beneficiar­á del modelo Pellegrini, entrenador que desestima el papel de los extremos y refuerza las ideas de los centrocamp­istas en las posiciones interiores. Pellegrini debería de ser una bicoca para Canales, y viceversa. Algo parecido ocurre con Fekir, que todavía no está fino. El principal problema del técnico chileno será resolver las deficienci­as de la defensa, o más particular­mente de sus defensas. Hace años que el Betis no encuentra una fiable línea defensiva. La realidad es le faltan defensas que resulten confiables.

Se retiró Kroos en el primer tiempo y Casemiro estaba lejos de la exuberanci­a defensiva que le caracteriz­a. El Madrid se metió en un buen lío. Lo resolvió en la segunda parte. Apretó los dientes, impidió que Courtois volviera a ser el hombre del partido y aprovechó su recuperada solidez para ganar el duelo. Todo eso hubiera sido mucho más difícil sin Benzema, que de nuevo fue el mejor del equipo y del encuentro. El francés está sembrado.

Dibujo El triunfo se fraguó a tramos y con un 4-4-2 raro en Zidane

Odegaard

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