AS (Valladolid)

Dinamarca sale viva del drama

Egipto cae en los penaltis y se despide de su Mundial

- E. OJEDA / —D. MIRANDA/ L. MOHAMED / M. SAAD

Que los jugadores no conocen el reglamento es una verdad palmaria, y la primera eliminator­ia de cuartos de final entre Dinamarca (campeona del Mundo en 2019) y Egipto (anfitrión) mostró un carrusel de graves errores por este desinterés de jugadores profesiona­les.

Ganó Dinamarca gracias a dos paradas de Landin en la tanda de penaltis tras consumirse dos prórrogas en algo nunca visto en la historia del balonmano: 39-38. A 22 segundos del final de los 60 minutos, Egipto, con el partido empatado, recupera el balón... ¡Y hace un mal cambio defensa-ataque! Total, exclusión de un local, y el balón para los daneses, que no lanzan a puerta (mal pase de Hansen).

A 26 segundos del final de la primera prorroga, Dinamarca ataca con un gol de ventaja, y Egipto plantea una defensa en su área, sin presionar, pero los daneses dejan pasar el tiempo y a dos segundos los árbitros señalan pasivo. Mikkel Hansen desplaza el balón... y el reglamento dice que ¡expulsión y penalti para el rival! Lo aprovecha Egipto, empata y a la segunda prórroga,

Y en esta prolongaci­ón, a falta de dos segundos, con un gol a favor, la defensa de Egipto impide el saque de nueve metros: expulsión, penalti y empatan los daneses.

Todo esto en un partido igualado, en el que parecía que Dinamarca enfilaba la victoria al llegar al descanso con tres goles de renta. Pero duró poco, Y el choque se mantuvo en esa dinámica de igualdad, hasta llegar a ese último minuto 59, donde llegaron esas situacione­s tan esperpénti­cas.

Gran trabajo del madrileño Roberto García Parrondo en el banquillo de los africanos, que lo tenían todo atado para plantar cara, que pudieron ganar, pero alguien no avisó que sus hombres no se sabían las normas del juego.

■ El pasado domingo, Eslovenia quedó apeada del Mundial ante la anfitriona Egipto. Un partido que terminó en tablas (25-25) y que dio el pase del país africano a cuartos de final, ronda de la que quedó apeada ayer ante Dinamarca.

Tras el encuentro, Eslovenia denunció, solo ante los medios, un posible sabotaje en su comida en la previa del partido, alegando que doce jugadores se sintieron mal antes del encuentro y tres de ellos ni pudieron cambiarse para disputar el decisivo partido. Hisham Nasr, presidente de la Federación Egipcia y presidente del Comité Organizado­r del Mundial, negó a AS las acusacione­s del equipo esloveno, que apuntaban a un envenenami­ento para perjudicar­les.

“Las declaracio­nes de la selección eslovena son totalmente falsas, y es una pena repetir estas palabras, esperaba que nos agradecier­an por la buena organizaci­ón y hospitalid­ad, en lugar de justificar su derrota de esta manera”, dijo Nasr.

“No recibimos ninguna carta oficial de Eslovenia respecto a esta queja antes del partido, ¿por qué surge esta reclamació­n después de quedar eliminados? Si los jugadores eslovenos se envenenaro­n, ¿cómo pudieron jugar tan fuerte ese día? Bielorrusi­a comió en su mismo buffet y no tuvo problemas”, apuntó.

Sin embargo, ayer la Federación Internacio­nal (IHF) anunció que abrirá una investigac­ión por si se trata de una intoxicaci­ón alimentari­a, “pese a que Eslovenia no ha presentand­o ninguna denuncia oficial”.

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El portero Niklas Landin celebra, con Mikkel Hansen detrás, el pase a semifinale­s.

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