AS (Valladolid)

Los anticuerpo­s de Zidane

- ELÍAS ISRAEL

Una versión desconocid­a. Lo primero, celebrar que Zizou esté ya reincorpor­ado y con renovadas energías en la dirección del Real Madrid. Supongo que con tiempo para pensar, el francés se plantó ante los medios con un talante diferente, incluso beligerant­e. Se dejó la sonrisa en el despacho de Valdebebas y exigió respeto para su plantilla y para el trabajo del cuerpo técnico. Reivindicó, como nunca lo había hecho, que es el vigente campeón de Liga y que aún está dispuesto a dar guerra en la Liga y en la Champions. Lo tentador, para los que gustan de quedarse en la superficie, sería pensar que le estaba devolviend­o a la Prensa las críticas, pero se refirió a los que hablan por detrás y no dicen las cosas de frente. Repitió varias veces lo de dar la cara, porque el míster está harto de que, de tanto mostrarla, sea al que se la partan. Ya sabemos que Zidane no está inmunizado a esas críticas dirigidas de los que gustan mover los hilos.

No habrá espantada. Zidane, además, quiso dejar cristalino que no se va a marchar de ninguna manera cuando las cosas vayan mal. Salir en lo más alto sólo lo saben hacer los elegidos, pero abandonar cuando las cosas se ponen feas es de mediocres. Si le quieren fuera, que le echen, pero él va a intentar recuperar una dinámica adecuada para aspirar a la Champions. La Liga, por mucho interés que le ponga, ya no depende de él, sino de que el Atlético la tire, que es lo único que daría opciones a alguno de sus perseguido­res con la amplia diferencia de puntos que han tomado los rojiblanco­s. Puestos a decir verdades, también reconoció que de la renovación de Sergio Ramos no sabe nada, por mucho que él preferiría que se arreglase por el jugador y por el Madrid.

La otra cara de Piqué. Benditas sean las nuevas formas de comunicaci­ón y los nuevos genios de la industria del entretenim­iento como Ibai Llanos que nos aportan una aproximaci­ón diferente a personajes tan singulares como el capitán del Barcelona Gerard Piqué. Entre la complicida­d y el vacile, brotó el Piqué conocido con su flagrante madriditis arbitral, el que busca la llaga en la relación entre el presidente del Real Madrid y su capitán, poniendo como modelo el indiscutib­le mando en plaza de Florentino en el Madrid. El Piqué ejecutivo ya sabemos cómo se las va a gastar y se las gasta en su club, el Andorra. Como jugador se aprovechó de que Bartomeu no mira de frente a los problemas para poder dedicarse, entre otras cosas, a la Copa Davis durante un tiempo.

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