AS (Valladolid)

El Madrid aprieta,

El equipo de Zidane despacha a los levantinos desde fuera del área ● Goles de Benzema y Kroos

- LUIS NIETO

En esta temporada de avance y rebobinado, la Champions le pilla al Madrid trabajando. Despachó a un Valencia fantasma con un partido sobresalie­nte en autoridad y no tanto en remate. Sin un goleador de cabecera, le ha cogido costumbre a resolver desde fuera del área, que es escalar los partidos por la vertiente norte, pero su actitud probó que tampoco en Carnaval se va a bajar de esta Liga y que anda intacta su fama de buen perseguido­r. Por alguna razón por explicar, Zidane corta siempre el cable rojo un segundo antes de la explosión.

El Valencia tiene seis ligas, ocho copas, seis títulos europeos y dos presencias en finales de Champions, pero ahora, Lim mediante, come en otra mesa. Ha perdido, esperemos que circunstan­cialmente, ese aire aristocrát­ico que le distinguió siempre en el fútbol español. Ahora rueda en el pelotón, en el mejor de los casos, tras un vaciado extremo de una plantilla que hace año y medio le ganó una Copa al Barça. Ahora, y sálvense Gayà, Carlos Soler y el que pueda, tiene apariencia de equipo del montón, más cerca del peligro que de la gloria. Como tal se comportó en Valdebebas: un grupo encerrado atrás, sin respuesta, abandonado a su suerte, tratando al Madrid como si no fuera de su Liga. O como si su Liga estuviera escandalos­amente más abajo.

El Madrid quiso ensayar con fuego real el once de Bérgamo, ese grupo al que el club le encomienda la misión de mantener el alumbrado en la temporada. Y es que las siete bajas del equipo afectan más a los posibles que a los probables (Ramos y Hazard, que aún es un lienzo en blanco, al margen) tras los regresos de Carvajal y Lucas Vázquez. Zidane no se atrevió con los dos a un tiempo y eso salvo a Vinicius, figura de quita y pon. Más quita que pon con el técnico francés. Pero esta vez se alargará su estancia en el once porque antes de la primera media hora volvió a romperse Carvajal por cuarta vez en el curso.

Una contratiem­po de verdad, porque el vigor del lateral le pone alas al Madrid. En él empezó la jugada del primer gol, aunque Benzema lo puso casi todo. Cundió el pánico cuando en el primer minuto Correia pisó involuntar­iamente sobre el tobillo del francés. Renqueó un ratito y luego fabricó un gol creativo, es decir, de la nada. Recibió cerca de una esquina del área, alzó la vista y con un golpe de cadera dibujó una rosca perfecta al palo contrario que fue inalcanzab­le para Jaume. Es, definitiva­mente, un jugador anfibio: sobrevive magnificam­ente dentro y fuera del área. Así que su vigilancia exige cubrir

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Los jugadores del Real Madrid celebran el primer tanto del partido, obra de Benzema, el que abría la lata y ponía el encuentro de cara.
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