El Barça reina en Madrid
Los azulgrana logran su 26ª Copa tras arrasar en la primera parte: 31-52 ● Higgins, MVP ● Primer título de Mirotic
Hay trenes que se acercan a toda velocidad, tan rápido que casi no se les ve venir, pero se les intuye a distancia. Ese convoy que arrolló al Madrid era el Barça, el mejor de largo en esta Copa, el mejor aquí y ahora en el baloncesto español. Favorito, favoritísimo, y a veces los pronósticos se cumplen.
Un equipo de un enorme talento y en plenitud física frente a un rival que ha marcado una época, pero que envejece y aún está puliendo a sus recambios (a otros deberá ficharlos) y que, además, ha lidiado con una pila de inconvenientes. Demasiado lastre para retar a un adversario pletórico. Si retrocedemos en el tiempo cinco meses, a la Supercopa, los blancos ganaron en el alambre con Campazzo de MVP y con Jasikevicius recién aterrizado. A ese bloque culé le faltaba rodaje y le faltaban Kuric y Higgins. De aquel Madrid se ha marchado el Facu; mientras que Rudy, Taylor y Randolph se han ausentado por lesión.
Por primera vez en la era Laso, el Real fue barrido en una final.
Tercer título de Copa en cuatro años para los azulgrana, su torneo salvavidas en tiempos recientes. Nada que ver, eso sí, con las estrecheces y la polémica de 2018 y 2019. Y primer éxito de Jasikevicius, y aún más importante, el primero de Mirotic después de tres finales perdidas. Brilló superando de salida a Deck y lo hizo su relevo, el letón Smits, incluso cuando la estrella tuvo que irse de urgencia al vestuario por unas molestias.
Higgins es el MVP indiscutible de un éxito grupal, el de Calathes, Kuric, Hanga, Davies… Y el de Abrines, duda hasta el viernes y que se ha marchado con un 8 de 8 de tres y amargando a Carroll. Palabras mayores.
El Madrid solo aguantó tres minutos (7-4), luego se bloqueó contra una defensa de muchos quilates. Si con el entramado culé atrás, con esos cambios continuos de emparejamiento (y también por eso), Thompkins arranca con 0 de 4 y Carroll con 0 de 8… pueden imaginarlo.
Un parcial de 0-14 lanzó a la tropa azulgrana hasta el infinito y más allá y Jasikevicius saltó como un resorte cuando vio que su segunda unidad flaqueaba: Calathes, Mirotic y Davies a pista y Higgins en su salsa. Un 2+1 del ahijado de Jordan ponía el +24 (31-55) para darle la bienvenida a la segunda parte. Era jaque mate, pero el Madrid nunca tumba a su rey antes de tiempo. Sigue y sigue, aunque sepa que no va a poder. Un aplauso porque solo así se logran gestas inopinadas; no era el día, por supuesto, pese a que recortó la brecha hasta el 62-73.
Primero por la defensa encomiable de Garuba presionando a los bases (+15 con él en pista) y luego por un arreón de coraje de Llull y por Tavares; más tarde por el acierto de Abalde. Fue un cambio de ciclo simbólico, con el alero gallego, Alocén y Garuba empujando donde antes estaban los Rudy, Reyes y compañía. El Barça reina en Madrid, como en 2011 y 2019. El show de la primera parte dice que ha venido para quedarse en la cima.