A ritmo de
Donovan Mitchell y Rudy Gobert son las estrellas de Utah, que arrolla en la NBA con números históricos
Durante el confinamiento de la pasada primavera, se habló mucho de Utah Jazz. Sí, pero (una vez más) por su papel de secundario en la gloriosa historia de Michael Jordan y sus Bulls. El megadocumental The Last Dance culmina con esos dos últimos anillos del 23, en 1997 y 1998, contra los Jazz de Karl Malone y John Stockton.
Los Jazz no han vuelto a una final desde entonces, generalmente un equipo competitivo pero no llamativo, sin grandes golpes de efecto porque juega en el sexto mercado más pequeño de la Liga, ese estado de Utah conocido por la allí omnipresente Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: los mormones. Un estado de mínima densidad de población, el 86% blanca, y con un obvio perfil conservador que convertía en un destino poco amigable (“No es lugar para un hermano” dijo Spencer Haywood) para las estrellas afroamericanas a un equipo de nombre incongruente: Utah no es tierra de Jazz, pero no hubo tiempo para cambiar cuando la franquicia llegó desde Nueva Orleans, en 1979.
Pero ahora, casi 12 meses después del estreno de The Last Dance, los Jazz son el mejor equipo de la temporada: solo siete derrotas en 34 partidos (27-7). Con un baloncesto casi perfecto, implacable en defensa y sinfónico en ataque, los Jazz están convenciendo hasta a los más escépticos. Su estilo colectivo recuerda al de los Spurs de Popovich campeones de 2014, y su descorche aplastante a la irrupción de los Warriors de Curry, en 2015. El entrenador de los de la Bahía, Steve Kerr, avala la comparación: “Veo mucho en ellos de lo que éramos nosotros”.
De un 4-4 inicial a este 27-7 con 21 de esas últimas 23 victorias sumadas por más de 10 puntos, algo nunca visto en una NBA donde son también el equipo que más triples ha metido (576) en los primeros 34 partidos de un curso. Los Jazz tienen el cuarto mejor rating de eficiencia ofensiva, el segundo mejor dato defensivo y son el único equipo en el Top-5 en ambos apartados. Meten casi 17 triples por noche, más que nadie, son los segundos que más rebotean y han saldado con 13 triunfos sus 17 partidos contra conjuntos con balance ganador. En un tramo de dos semanas, en febrero, vencieron a Lakers, Clippers, Sixers, Bucks, Heat y Celtics por una media de 16,7 tantos.
Esta explosión es el premio al trabajo meticuloso y silencioso, a la fe en el proyecto: el entrenador Quin Snyder lleva en el cargo desde 2014. Antes de esta temporada, los Jazz gastaron sin mirar el dólar: 205 millones por cinco años para retener a Rudy Gobert. Y una extensión que puede llegar a 195 millones por otros cinco para Donovan Mitchell. Ambos estarán en el All Star de Atlanta. Junto a ellos, un núcleo duro que incluye a Mike Conley Jordan Clarkson, Derrick Favors y el sabor ACB de Bojan Bogdanovic, Joe Ingles y Royce O’Neale. Después de dejarse remontar un 3-1 por los Nuggets en la primera ronda de los últimos playoffs, los Jazz han vuelto más fuertes. Van a por su primer anillo, sin complejos y con nuevo propietario. La familia Miller, que compró la franquicia en 1985 por 22 millones de dólares, la vendió el pasado año por más de 1.600 a Ryan Smith, de 42 años. El fundador y CEO de Qualtrics, empresa de Salt Lake City en la que el gigante SAP invirtió 8.000 millones, era un habitual durante años en primera fila de los partidos de los Jazz. Pensó en comprar los Wolves hasta que su mujer, Ashley, le recordó cuál era el equipo de su corazón y le dejó claro que no se mudaría a Mineápolis. Funcionó, claro.
Similitud Su estilo recuerda a los Spurs de 2014 y su irrupción a los Warriors de 2015
Apisonadora El equipo ha ganado 21 de sus últimos 23 partidos por más de 10 puntos
Cambios Ryan Smith, de 42 años, compró la franquicia en 2020 por 1.600 millones