AS (Valladolid)

El agua al cuello

La Real paga su repliegue exagerado tras el gol de Portu ● El equipo de Zidane, obligado a ganar el derbi para seguir en carrera

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equipo porque nadie influye tanto en las dos áreas; y Asensio e Isco elevaron un punto el tono de su juego, que ya era hora. De esa fase autoritari­a sacó el Madrid medio autogol de Gorosabel al estrellar su despeje en el larguero para evitar el cabezazo de Mariano. También dos disparos sin premio de Asensio y Casemiro y un eslálon de Kroos que fue quedándose sin ángulo con cada golpe de cadera. Lo mejor de la Real, su cuarteto ofensivo, andaba afónico, Isak incluido. Sólo le faltaba al Madrid un punto de emoción en su tarea. Difícil encontrarl­o sin el aliento del Bernabéu.

Le ha sucedido demasiadas veces esta temporada. Manda sin definir y acaba echándosel­e el tiempo encima. Incluso en trances como este, en que pareció traerse el partido pensado de casa. Al descanso llegó con otro zapatazo lejano de Modric que repelió por reflejos Remiro. Como los centrocamp­istas son el alfa y el omega del equipo abundan los remates desde fuera del área y de esa guisa el Madrid sólo saca el 14% de los goles en esta Liga. Definitiva­mente los trofeos se conquistan en el área. La Real sólo dejó la persistenc­ia de Monreal por su banda y las zancadas de siete leguas de Isak, que se atropella demasiado cuando disminuyen los espacios.

La segunda mitad trajo otro aire. La pelota cambió de pies. La Real encerró al otro Madrid, el de las ausencias, sacó cuatro córners y pudo marcar en una chilena tras un balón aéreo al que Courtois le puso guantes de aceite. El gol no iba a tardar en llegar. Fue en un centro de Monreal y un cabezazo a la escuadra de Portu. A Mendy le pilló regresando al trote. Y al Madrid, los minutos siguientes, en Babia. Entre Portu e Isak perdieron otra ocasión clarísima. Zidane había metido a Casemiro de tercer central. Un error tan fugaz como fatídico. El 0-1 fue la señal para que el francés, como en Valladolid, pusiese su ataque del revés con Rodrygo, Hugo Duro y Vinicius en el frente, aunque su nueve de guardia es Casemiro, al que se le fue un cabezazo por tres dedos.

Meter extremos fue el anuncio de precipitac­iones sobre el área. El Madrid colgó balones sin otro rematador que Casemiro e Imanol, al ver a su equipo encerrado, pero no doliente, respondió con tres centrales para combatir el chaparrón. Un mal mensaje con peores consecuenc­ias. Con el equipo aculado en tablas, Vinicius enganchó un bote pronto que Zubeldia desvió a la red. Nadie explota mejor el albur del rebote que él. Esta vez le dio un punto al Madrid, que pasó de crítico a grave camino del derbi.

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