AS (Valladolid)

¿Qué haría por devolver al Dépor a Primera? Un milagro, que es lo que necesita”

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Su voz suena a fútbol. A Deportivo puro y duro. Augusto César Lendoiro (Corcubión, La Coruña, 75 años). Con no más obligación diaria que ir al gimnasio sin madrugar y darle un poco de vidilla a las memorias que asegura estar escribiend­o, se ha convertido en el perenne vigía del club que presidió durante 25 años (1988-2014) y que bajo su legado ganó una Liga y dos Copas del Rey. Sin WhatsApp, sin redes sociales y con un teléfono del siglo XX “y no de finales” divisa el horizonte futbolísti­co desde una experienci­a vital.

—El AS de hoy cae en sus manos. Busca la clasificac­ión del grupo 1, subgrupo A, de Segunda B, el Deportivo es sexto por debajo del Celta B y del Compostela. ¿Cómo se le queda el cuerpo?

—Lo primero que pienso es que no puede ser verdad y que la situación va a resolverse. Todavía estamos a tiempo de salvarnos. A lo peor nos queda solo una bala, pero si la utilizamos bien, aún puede llevarnos a quedar entre los tres primeros si ganamos los tres próximos partidos y así entrar en esa segunda fase de esa locura que es la Segunda B. Yo le decía a Rubiales que es algo montado por el enemigo… Mejor no pensarlo.

—Si alguien le dice hace 20 años que esto podría pasar, que le hubiera dicho…

—Justo hoy, pero hace 20 años, el 5 de marzo de 2001, se celebraba en La Coruña el sorteo del Mundial de clubes que luego se suspendió y que se iba a celebrar en Madrid y en La

Coruña como sedes. El Deportivo, el Real Madrid y Boca Juniors éramos los grandes favoritos para ser campeones del mundo. ¡Figúrense lo que ha pasado en 20 años! Para que digamos que 20 años no son nada. Donde estábamos entonces y donde estamos ahora. En dos días nos vamos a jugar contra el Pontevedra, que no es precisamen­te aquel de ‘hai que roelo’ de los 60, el futuro de la temporada. Nos jugamos o mirar hacia arriba e intentar por lo menos mantenerno­s, porque subir a Segunda es muy difícil, o empezar a mirar para abajo y perder otra categoría. Es una terrible pesadilla que nadie cree que pueda ser una realidad.

—Perder otra categoría podría significar hasta la desaparici­ón del club.

—No. Eso sí que no. La único positivo que nos pasa es que Abanca es propietari­a del club y tiene el 80 por ciento del capital popular de la época mía. Es la primera vez que hay en el club un propietari­o de verdad y coincide que es con el Banco con el que prácticame­nte se tiene toda la deuda. Eso asegura la viabilidad económica. Deberemos unos 50 millones y casi todos son al Banco. Es una deuda muy estructura­da a pagar en 35 años. Es como una especie de hipoteca.

—El Deportivo le sigue doliendo en el alma…

—Totalmente. Ahora es el único partido que veo siempre todas las semanas.

—De qué sería capaz por devolver al Deportivo a Primera.

—De hacer un milagro, porque es lo que hay que hacer. Sería capaz de ayudar, de colaborar… Se han dado tantos tumbos que hay que partir de cero. Habría que buscar fórmulas para conseguir ascender cuanto antes y darle al club el aire que siempre ha tenido. Se habla de que el futuro va a ser la cantera… Ahora no la tenemos, porque nos lo están fiando a cinco, seis, siete años vista y el Deportivo no puede esperar ese tiempo para estar en Primera. Se necesita conocer el sector que es básico en el fútbol. La gente se cree que todos entienden de fútbol, como de política, o de medicina. Pero la realidad es otra.

—Si el club cayese en sus manos, qué es lo primero que haría…

—Seguro que no va a caer en mis manos, pero lo primero que haría sería aprovechar mi experienci­a. Llegué en 1988 en una época muy complicada. Estábamos a punto de descender a Segunda B, donde llevábamos 40 años sin estar. Ahora esta Segunda B de cinco grupos es casi la cuarta división. Es una auténtica locura lo que estamos viviendo. Se necesitan conocimien­tos, amigos que te echen una mano. Se necesita suerte y rezar, rezar mucho. Eso es lo que nos queda a los deportivis­tas.

—-Está escribiend­o sus memorias. ¿Y va a contar toda la verdad y nada más que la verdad o va a ser políticame­nte correcto?

—-Tampoco creo que me queden muchas verdades por contar. No tengo muchos secretos inconfesab­les porque los he ido contando a lo largo de mi vida. Siempre he sido muy claro en mis manifestac­iones. Nunca me he callado. He dado la cara siempre y me salían muchos enemigos, pero el Deportivo creció gracias a dar la cara siempre ante la FIFA, la UEFA y la Federación.

—¿Cuándo era presidente del Ural con 14-15 años además de ser de su club, de quién era, del Madrid o del Barça…?

—El primer rival del Ural era el Deportivo, pero yo había sido capitán del juvenil del Deportivo. Allí jugué tres años hasta que me fui a Santiago a estudiar derecho y mi padre me

“En mi carné de identidad pondría presidente, lo soy desde pequeñito. 53 años”

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