AS (Valladolid)

Lo impensado

- LUCÍA TABOADA

El perfil de La Sexta escribía ayer en Twitter que “Marcelo se ha personado para cumplir con su papel de vocal suplente en la mesa asignada (en las elecciones a la presidenci­a de la Comunidad de Madrid). Sin embargo, una señora mayor, que era segunda suplente de vocal, se ha ofrecido para suplirle y viajará a Londres con el equipo”. La redacción confusa del tuit suscitó un sinfín de bromas sobre el posible rendimient­o futbolísti­co de la mujer. Tuvo que aclarar La Sexta que la señora no había entrado en la convocator­ia del equipo y que el que viaja a Londres es Marcelo. Me pareció una aclaración necesaria porque vivimos instalados en la inverosimi­litud y nunca se sabe.

Hay una opción para combatir la incertidum­bre ligada al fútbol: la superstici­ón. Como aficionado­s, rara vez podemos decidir nada sobre nuestros equipos, así que decidimos convencern­os de lo contrario, que sí tenemos algo que ver con lo que pasa sobre el campo. Estuve este fin de semana con José Lobo, autor de Yonkis y Gitanos (Libros del KO), justo antes del partido en el que su Sevilla dilapidó sus opciones de ganar esta Liga. En Sevilla se respiraba un aire de expectació­n serena, como si a la ciudad le quedasen cuatro números para que le tocase un bingo. Me decía José que el culpable de la UEFA del Sevilla del año 2006 no fue Luis Fabiano, ni Kanoute, ni Maresca, fue un mechero rojo que se le apareció un día cual virgen inmaculada y del que no se separó durante meses cuando había partido, como Robert de Niro no se separa de su camiseta en El lado bueno de las cosas. Sin mechero el Sevilla no ganaba, ni de coña.

UEn el fútbol todo es casual y nada lo es. Yo qué sé, imaginad que esta noche sale Marcelo y marca

na de mis prácticas rituales en Balaídos consistía en agarrar a mi hermana de la mano cuando lanzábamos córners y repetir tres veces: “gol, gol, gol”. Si no agarraba de la mano a mi hermana el cosmos no iba a permitir que ese balón entrase dentro de la red, por supuesto que no. Resulta reconforta­nte pensar que algo del azar futbolísti­co depende de nuestras acciones como hinchas, de nuestras pequeñas obsesiones, de lo que llevemos puesto, hagamos o digamos. En el fútbol todo es casual y nada lo es. Yo qué sé, imaginad que esta noche sale Marcelo y marca. Imaginad lo impensado, que diría Dante Panzeri.

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