AS (Valladolid)

Álex Grijelmo “Soy un ecologista de las palabras”

El escritor y periodista publica 'Con la lengua fuera’, un libro con raíz en AS que da lugar a esta charla con Relaño sobre el léxico deportivo

- PATRICIA CAZÓN —AR: —ÁG: —AR: —ÁG: —AR: —ÁG: —ÁG:

El encuentro con Álex Grijelmo (Burgos, 65 años) a propósito de su último libro, ‘Con la lengua fuera’, deriva en esta charla a dos voces de manera natural. La propuesta nace del mismo Álex. “Como el prólogo lo ha escrito Alfredo Relaño, ¿qué te parecería una conversaci­ón entre los dos, moderada por ti?”. Dicho y hecho. Alfredo acepta. Era el director del Diario AS cuando los artículos que llenan las 368 páginas de este libro se publicaron, entre 2016 y 2019, y escribe el prólogo. Llegan a la vez a la redacción, tan diferente de como la vieron tantas veces, vacía por la pandemia. Dos metros separan sus sillas cuando comienzan a hablar. El libro es el inicio de una charla inteligent­e e hipnótica que se hace, casi, partido de tenis. Es imposible apartar los ojos de ellos mientras debaten. De la lengua y sus complejos. De Joaquim Maria Puyal. Y de ese término, Final Four, sobre el que siempre discrepan y que cuenta tanto el por qué de ‘Con la lengua fuera’.

—¿Qué tiene de especial ‘Con la lengua fuera’? —Álex Grijelmo:

Son comentario­s sobre el léxico deportivo a favor y en contra. No sé si hay una recopilaci­ón tal y como se vinieron publicando en el AS. Yo creo que no tiene precedente­s.

—Alfredo, ¿siente que una parte del libro es suya? —Alfredo Relaño:

Sí. Porque salió en AS siendo yo director. Lo que no recuerdo es si fue inspiració­n mía...

Fue, fue.

En realidad es una copia de la sección de Álex en El País. Se lo dije y me dijo que sí. Hubo un momento que él llamaba a ‘Carrusel’ en alguna incorrecci­ón. ¡Y lo tomaban como una regañina muy importante!

—ÁG: —AR: —Esto es casi como una Biblia para el periodista deportivo. —ÁG:

Biblia no sé. Libro de consulta sí, para el que quiera ser un periodista esmerado. Lamentable­mente eso escasea. Hay un segmento del público que aprecia el lenguaje bien escrito. Y que cuando ven que un periodista no usa bien las palabras tienden a creer que no está bien formado.

A mí me gusta el lenguaje y considero esencial defenderlo. Sé que no es una época muy buena para eso. Sale gente de Periodismo con faltas de ortografía. Tiempo atrás se suspendía por eso en Ingeniero de Caminos.

—¿Cuando Álex le ofreció escribir el prólogo...? —AR:

Me sentí muy honrado. Me encantó. Me lo dijo con meses vista.

Pero es que le conozco de hace muchos años. Se lo dije con tiempo para que no se agobiara (ríe).

Pues casi es peor (ríe).

(Muchos años. Concretame­nte desde 1975. Les vinculó un amigo aún común, Miguel Moreno. “Fue compañero mío en 'La Voz de Castilla', el periódico en el que comencé de becario en Burgos”, esgrime Álex. Moreno había sido compañero de Alfredo en la facultad. “Cuando yo vine a Madrid, tras dos años de carrera en Pamplona”, continúa Grijelmo, “me dijo que llamara a Alfredo, que en algo me podría ayudar”. Relaño trabajaba ya en el ‘Arriba’, Álex ya le leía. Cuando le llamó, esas palabras, “que soy el amigo de Miguel Moreno”, dieron lugar a una cena).

Alfredo me llevó con Ernesto López Feito, Vicente Carreño y Julio César Iglesias, con quienes se reunía los jueves. Fue la primera vez en mi vida que probé la pizza. Entonces en Burgos no había (ríe).

(Ríe) ¿Sí? Pues a lo mejor fue también la primera vez que la probé yo también.

Luego Alfredo me llamaba de vez en cuanto. “Acompáñame, que voy a entrevista­r a Alfredo Evangelist­a”. Y yo tres o cuatro veces me fui ahí, con él. Y, luego, cuando Alfredo entró en El País yo tenía que entrevista­r a Juan Luis Cebrián para una revista de Barcelona con la que colaboraba y le pedí enlace. Con el tiempo seríamos compañeros, aunque con un camino independie­nte.

—¿Recuerda lo de la pizza? —AR:

No (ríe). Me acuerdo de la gestión con Cebrián. Siempre me llamó la atención el cuidado de Álex con el castellano. Hacías un programa en Radio Nacional, con la sección Palabras Moribundas, para rescatar las que estaban en desuso. Pensé que su sección en El País se podía hacer en AS, para impedir que el lenguaje se deteriore sin fin. Hay un cierto esnobismo en algunas cosas. “Como estoy más avanzado en motos, pongo esta palabra que no la entiende nadie”. Eso se da. Yo, que leo muchas cosas antiguas, percibo que hay términos extranjero­s que invaden y luego retroceden. Por ejemplo, las estiradas de los porteros se definían con “plongeon”, algo así como zambullida­s. O el término “embalaje”, que luego se impuso 'spring'. Yo creo que a la lengua extranjera sólo hay que acudir cuando no haya más remedio. La final a cuatro la tolero mejor. Es que no sé cómo llamarlo. Semifinale­s no son exactament­e, no incluye la final. Álex es más purista. Fase a cuatro mejor.

Copiamos otra cosa que hacen en otro sitio y, encima, lo traducimos mal. Nos convenía más final a cuatro que los últimos cuatro.

Claro, porque en inglés es los cuatro del final. Final no es un sustantivo sino un adjetivo que se ha antepuesto al sustantivo. Y no es una final a cuatro, son los cuatro del final. Un profesiona­l debería saberlo. Yo me acuerdo cuando iba al fútbol con mi padre, que decía: “Ha sido offside”. Tardé tiempo

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Alfredo Relaño y Álex Grijelmo, en AS, en un momento de la charla.

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