AS (Valladolid)

Djokovic cambia la historia

El serbio supera en un partidazo a Nadal, que pierde por tercera vez en 17 años en Roland Garros

- NACHO ALBARRÁN

Si alguien podía ganar a Rafa Nadal en Roland Garros, donde el español sólo había sido derrotado dos veces desde 2005, ese era Novak Djokovic. Porque es uno de los mejores tenistas de siempre, ahora mismo el número uno, y porque ya había conseguido vencer al grandísimo dominador del torneo hace seis años, en los cuartos de final de 2015 (el otro verdugo del balear fue Soderling, en los octavos de 2009). Ayer, el serbio fue el mejor en un tremendo y vibrante espectácul­o que levantó pasiones en vivo, en la Philippe Chatrier, y en millones de hogares por televisión. Con su victoria por 3-6, 6-3, 7-6 (4) y 6-2 en cuatro horas y 11 minutos, Djokovic da un zarpazo a la historia del tenis en casa de Nadal y se pone en posición de cambiarla, porque si vence también a Stefanos Tsitsipas mañana en la final (su 30ª en majors) y levanta su segundo título en el torneo francés, se quedará a uno de los 20 de Grand Slam del balear y de Roger Federer.

“Es el partido más grande que he jugado aquí”, dijo antes de abandonar la pista. Acababa de hacer lo que parecía imposible ante un Rafa pletórico al que le penalizó su mal día con el saque (ocho dobles faltas y malos porcentaje­s). Eso, ante el mejor restador del circuito, es una sentencia de muerte. No obstante, y como hace siempre, lo dio todo y regaló su magia ante un contrincan­te que rayó la perfección desde el 5-0 en su contra en el arranque. Tras el capítulo 58 de la mayor rivalidad del deporte de la raqueta, la más repetida, Novak domina ahora el cara a cara por 30-28 y detiene la racha de cinco victorias contra él del número tres del mundo en tierra batida.

El primer juego duró nueve minutos, todo un símbolo de la batalla que se forma siempre en sus partidos, incluso cuando uno de los dos obtiene un marcador abultado. Defender su servicio hizo que Nadal entrara en trance y con drives paralelos fantástico­s y una respuesta felina a las dejadas e incluso remates de Djokovic, amenazó con colocarle otro rosco como el del año pasado en el mismo escenario. Sin embargo, el número uno se entonó cuando perdía por 5-0, restó mucho mejor y acortó hasta el 5-3 para aclarar que no se había ido del partido. No obstante, el parcial no se le escapó a Nadal.

La buena inercia del de Belgrado se prolongó en el arranque de la segunda manga y por primera vez tomó la delantera en el marcador. Tras varias idas y venidas, aguantó el tipo y se puso con un más que interesant­e 5-2. Después sacó para cerrar el set y se tragó un revés cruzado agónico e increíble del campeón, que de nuevo amenazó con la rotura. Escapista profesiona­l, Nole salvó la situación y niveló el encuentro.

Nadal también se escabulló de una situación comprometi­da en los primeros compases

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