Otra mancha
El Alcoyano honra a su lema y le remonta al Madrid con diez en la prórroga Fracaso total del plan B
No cabía la gloria pero sobró pena. Los suplentes de Zidane salieron peor que entraron y el Madrid se fue de la Copa tras uno de esos ridículos que duran un siglo. Sí lo puso todo el Alcoyano, exigido por el lema que le acompaña. La moral le permitió competir, alargar su resistencia, forzar la prórroga, sobreponerse a una expulsión y acabar culminando el milagro con diez. Se mereció que el gordo que llamara a su puerta.
Existe una frontera casi imperceptible entre el marrón y la oportunidad. Marrón es jugar en Alcoy, ciudad cercada por la COVID, después de muchos miércoles y domingos al sol, en una noche de invierno, ante un Segunda B, sin público, sin VAR (que en estos tiempos provoca tanta indefensión como salir de casa sin móvil) y en riesgo de quedar en ridículo versión alcorconazo, pepinazo o similar. Oportunidad es aguantar eso, que siendo extremo tengas que salir al Camp Nou como lateral porque no hay otro, hacerlo bien y quedarte para muchos meses. Lucas Vázquez conoce la materia porque ha estado en las dos orillas y porque ha tenido siempre buen ánimo para colarse por esas ventanas que se abren para los no están fuera de convenio.
Su caso es una rareza en este Madrid que ha ido partiéndose en dos: los de siempre y los de esta Copa. Pero partidos así, antipáticos, ante un adversario cerrado, sobre un césped imperfecto, le dan a Zidane una idea de quién está por la causa, pocos, y quién definitivamente fuera de cobertura, la mayoría.
El Alcoyano anduvo en su papel: Esperar atrás, acuartelarse, llenar de árboles el centro para que el Madrid no pudiera ver el bosque, moverse al límite del reglamento y soltar algún zarpazo para forzar el "y si..." reclamado por su técnico en la víspera. En definitiva, resistir hasta morder. La Copa está llena de estos pequeños felinos.
La respuesta del Madrid fue tibia y poco entusiasta. Perdida la continuidad, a Vinicius se le ha ido la fantasía. Le sucede desde que le pasó Asensio en una curva el pasado mes de diciembre. Saliendo del banquillo, después, ha resultado un desastre. Sin confianza se ha quedado en la mitad. Incluso en atrevimiento, su fuerte.
En cierto modo simboliza a los que van a menos. Isco se esmeró el primer cuarto de ahora antes de que el partido le aburriera. También Odriozola, que aún anda lejos de ese paso atrás de extremo a lateral. No todos pueden ser Jordi Alba. Se apagó pronto. En esa dinámica anduvo el resto de aspirantes. Lunin dejó dudas en las salidas, Marcelo se alargó poco, Valverde dejó únicamente un zapatazo