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El Madrid no levanta cabeza

Los blancos caen sin paliativos cinco días después de la final de Copa ● El Valencia se desquita con un partidazo de Van Rossom

- RICARDO GONZÁLEZ

Al Valencia Basket la derrota ante el Madrid en cuartos de la Copa, donde los blancos no le dieron opción, le motivó. Queda claro con el triunfo de ayer. Se sabía mucho mejor equipo de lo que mostró en la cita del KO y quería desquitars­e. Ha tenido tiempo para mezclar descanso y trabajo, ocho días entre la cara mala y la buena con el mismo enemigo enfrente. En la otra trinchera, el Madrid, al que el batacazo en la final no le produjo el mismo efecto catártico, más bien al contrario, le dejó molido y con pensamient­os negativos rondándole la cabeza mientras se agitan nombres para la próxima temporada. Las limitacion­es en la plantilla van a seguir ahí de momento, pero su estado mohíno tiene cura, aunque no en cinco días. También queda claro.

En semejante tesitura, no había que ser futurólogo para intuir qué podía pasar. Y eso fue el escenario uno, un Valencia lanzado frente a un Real aturdido.

Los de Ponsarnau metían todo lo que fallaban una semana antes y hasta se daban carreritas por los errores de su rival (tiros inoportuno­s o perdidas). Al descanso, +20 (55-35) con una demostraci­ón de acierto (13 de 16 de dos y 8 de 14 de tres) en pleno demérito en defensa de los de Laso, siempre un pasito por detrás en el cara a cara.

Carroll se disparaba hasta los 15 puntos en el primer acto, pero su par, Marinkovic respondía con 12 y solo Tavares añadía más anotación (6). El resto… cero y, aún peor, sin lanzar a canasta, ya que solo lo intentaron tres jugadores. Van Rossom marcaba el paso con un partidazo (16 tantos y 8 asistencia­s).

Los de Laso, pese a todo, resistiero­n (29-23) hasta que se sentó Tavares relevado por Tyus. Desde ahí, cuesta abajo en la rodada y ni siquiera su vuelta frenó la caída libre. Para colmo de males, Llull se hizo daño en su pierna derecha, la de la rodilla operada, y no volvió a pista. Tampoco estaban ni Rudy ni Taylor. Los blancos no bajaron los brazos, porque hubo conato de reacción, pero el Valencia se los bajó otra vez en la segunda parte. La concentrac­ión de uno era la turbación del otro.

Justo nueve años después de la Copa en el Sant Jordi, la que dio el pistoletaz­o a la era Laso, el Madrid cayó sin paliativos y suma cinco derrotas en cinco partidos este curso ante rivales ACB en Europa. Atraviesa uno de sus momentos más bajos en la última década, uno en el que se mezcla lo coyuntural con lo estructura­l. Los dos equipos comparten ahora una cosa: un camino incierto con nueve jornadas por delante para meterse en el playoff de cuartos.

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Bojan Dubljevic y Josep Puerto, con los brazos en alto, intentan evitar que Edy Tavares le pase el balón a uno de sus compañeros.

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