“Entrenar con Cheptegei es como hacerlo con Messi”
Oumaiz y la superestrella preparan el asalto a los Juegos en Uganda
Joshua Cheptegei, plusmarquista mundial de 5.000 y 10.000, y el malagueño Ouassim Oumaiz comparten sesiones desde enero en Kapchorwa (Uganda), en el campamento del NN Running
Team. La figura y la gran promesa del fondo español relatan a AS cómo es su vida allí.
Son las 5:00, no ha amanecido en Kapchorwa (Uganda), tierra de gorilas, bosques, del monte Elgon y… de atletas. Joshua Cheptegei, el hombre que arrebató el récord mundial de 5.000 (12:35.36) y 10.000 a Bekele (26:11.00)en 2020, está en pie. “Mi rutina es sencilla, a las 5:30 hago una carrera, entre 12 y 15 kilómetros. Me ducho, desayuno, descanso hasta la comida y después, a las 15:30, la segunda sesión. A las 21, a la cama”, explica para AS el apodado Presidente de
Kapchorwa. Ese férreo horario lo comparte desde enero Ouassim Oumaiz, compañero suyo en el NN Team y promesa del fondo español de 21 años.
Entre frondosos bosques y una pista de 400 metros que pagó en parte el propio Cheptegei, el nerjeño prepara su asalto a la mínima olímpica de 5.000 (13:13.50). “Así es la vida del atleta que quiere llegar alto, entrenar y descansar hasta aburrirte”, cuenta Antonio Serrano, entrenador y mentor de Oumaiz, que se curte cada día con una grupeta de 15 superatletas africanos: “Aquí el tiempo pasa lento. Hago mis entrenamientos feliz. Te dan ganas de seguir. Vine para un mes y he decidido quedarme hasta abril o mayo”.
Comparte una habitación ‘sencilla’ con el estadounidense Kipchirchir: “Es un lugar sencillo, pero tenemos de todo, fisio, cocinera… Comemos arroz y ugali (alimento africano) y un pan bimbo de sabores buenísimo”. Y aprende a pasos acelerados de la vida y del atletismo. “Veo la vida de otra forma”.
En Kapchorwa, a 1.900 metros de altura, también reencontró el camino Cheptegei, que llegó a sentirse algo perdido: “Yo entrenaba en Kaptagat (Kenia), con Kipchoge, Kamworor… En 2015 volví porque esta era mi casa y quería inspirar a mi gente. Funcionó”. Vinieron los oros mundiales y los récords: “La plusmarca en Valencia cambió mi vida”.
Las sesiones están dirigidas por Addy Ruiter, un filántropo neerlandés que ha recorrido 93 países hasta que topó con Cheptegei. “Joshua es un tío diferente a otros atletas top. Es humilde. Él no va demasiado fuerte en los entrenamientos, escucha mucho a Addy y a sí mismo. Si le dice tienes que ir a 4:00 cada 1.000, cumple a rajatabla. Eso sí, si dice que tiene ir más rápido, le mete caña. Entrenar con Joshua es como hacerlo con Messi o Cristiano”, se ríe Oumaiz.
Aprendiz. “Ouassim es un gran chico, un talento muy prometedor, que puede llegar a ser un gran campeón. Espero que esté aprendiendo de nosotros, que sea feliz en Uganda. Somos un país pacífico y de buena gente”, dice el ‘presidente’ Cheptegei, reafirmando la tesis del coach Addy Ruiter: “Hay que ser muy bueno para ser parte de este grupo”. Ruiter y Serrano hablan sistemáticamente para ver los progresos del joven Oumaiz. “Addy me dijo que veía bien que Ouassim siguiera en Uganda, porque le está viendo progresar mucho”, explica Serrano.
En las sesiones hay rodajes, tempo, series. Todo en altitud. ¿Entrenamientos favoritos? “El que más me gustó fue un gran tempo, cuesta arriba, cuesta abajo. Nos salieron 12 km a 3:08-3:05. A 1.800 metros está muy bien. En pista hicimos 5x1.000, empezamos a 2:40 y fuimos bajando a 2:34”, relata el malagueño.
Oumaiz siente que algo ha despertado en el cómo atleta. “Me siento con más control. He aprendido muchas cosas de Joshua, o de otros atletas como Musagala (3:32 en 1.500). Esa calma. Ese no tener tanto control sobre los kilómetros, el saber cuando toca descansar...”, reflexiona Oumaiz, que tiene como gran lujo “ir al hotel de al lado a tomar una buena ración de pollo”. En su tiempo libre, Cheptegei va a su granja: “Es una de mis grandes pasiones, cuidar a mis vacas, y el cultivo de patatas”. Calma, campo y kilómetros para el presidente
de Kapchorwa y su aprendiz.
Cheptegei “Oumaiz tiene un gran talento, puede ser un campeón”
Oumaiz “Aquí la vida va despacio, dan ganas de quedarse más”