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Superhéroe en la tierra

Van der Poel asombra con su exhibición en la Strade

- JUANMA LEIVA /

Dos ataques sobrenatur­ales, de una enorme violencia y de puro ciclismo espectácul­o, dieron a Mathieu van der Poel el triunfo en la Strade Bianche, la clásica del sterrato italiano. Una exhibición del portento neerlandés que va directa a la historia de esta joven carrera, que en apenas 15 ediciones ya se ha convertido en una de las joyas del calendario de clásicas. Y, por tanto, objeto de deseo de las grandes figuras, como se pudo comprobar ayer en el grupo de elegidos que se jugó el título, con un campeón del mundo como Alaphilipp­e (segundo en meta), ganadores del Tour como el renacido Bernal (tercero) o Tadej Pogacar, una superestre­lla como Van Aert...

Fue el arcoíris el que más empeño puso en que, cuanto antes, los aspirantes mostrasen sus cartas. Con sus compañeros del Deceuninck a todavía 70 km de Siena, y luego en primera persona, Julian Alaphilipp­e aceleraba en cada tramo exigente para que lo que era un pelotón antes de sus ataques se convirtier­a en un reducido corte de elegidos.

A la parte final llegaron siete en cabeza: Alaphilipp­e, Van der Poel, los ineos Bernal y Pidcock, Van Aert, Tadej Pogacar y Michael Gogl. Un grupo perseguido­r en el que marchaban Fuglsang, Wellens o un brillante Pello Bilbao, que acabó décimo, soñó con unirse a ellos... pero fue imposible cuando los de delante se organizaro­n.

Sin embargo, esos siete ciclistas seguían siendo muchos para Alaphilipp­e, que volvió a atacar a 24 km de meta y descubrió que el ganador de la pasada edición, un Van Aert que se estrenaba esta temporada, no andaba fino. Sí Van der Poel, a quien ya se veía dar la cara, sin importarle gastar más de la cuenta, en lo que eran los preparativ­os de su show.

La mejor parte del espectácul­o que el campeón del mundo de ciclocross tenía preparado comenzó a 12 km de la llegada, en un tramo de tierra con altos porcentaje­s, donde el neerlandés de 25 años arrancó con una fuerza tremenda. Entre la polvareda, Alaphilipp­e y un Bernal que fue la otra gran noticia del día regulaban para poder alcanzarle en la bajada.

“Nos fuimos los tres y rodamos muy bien para que no nos alcanzaran por detrás, pero a mí aún me quedaban fuerzas”, fue la explicació­n de Van der Poel en rueda de prensa a lo que haría a continuaci­ón. Porque en el último kilómetro, ya en Siena, volvió a atacar. Con la misma potencia asombrosa que kilómetros atrás, ante un Alaphilipp­e y un Bernal que bastante hicieron con acompañar en el podio a VdP, que ayer se vistió de superhéroe.

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Van der Poel ataca en la última subida de la Strade, ya en Siena, con Alaphilipp­e y Bernal al fondo.

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