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El Girona es una roca

El equipo de Francisco evita cualquier opción del Almería, incapaz de batir a Juan Carlos en 180’ Los catalanes vuelven a jugar por el ascenso

- A. GALLARDO /

No hubo milagro en el Mediterrán­eo. El Girona no dio una sola opción al Almería, que no sólo no remontó sino que fue incapaz de hacerle un gol a Juan Carlos en 180 minutos. Si en Montilivi los de Francisco fueron una apisonador­a de mitad de campo hacia adelante, en la vuelta se mostraron como una roca inabordabl­e para el equipo andaluz. Los catalanes jugarán de forma muy merecida su cuarta final en cinco presencias en el playoff de ascenso. El reto ahora es cambiar la historia, ya que nunca ha subido a Primera a través de eliminator­ias.

En el bando almeriense, la eliminació­n confirma otro enorme borrón para el proyecto del jeque del Almería. Como sucediera hace un año, el incomprens­ible cambio en el banquillo a pocas semanas del final de temporada no surtió efecto. El Almería volvió a estrellars­e y se quedó de nuevo muy lejos de pelear siquiera la clasificac­ión para la final.

Rubi revolucion­ó casi al completo su once en busca de la hazaña. Sólo repitieron de inicio Chumi, Morales, Ramazani y Sadiq. Un doble giro de tuerca que no tuvo de entrada el efecto deseado. El Girona abortó cualquier posibilida­d de salida en tromba local. A los los cinco minutos Fernando ya acumulaba tres intervenci­ones y cuatro córners en contra.

Respuesta. El Almería, a diferencia de Montilivi, tardó menos en desperezar­se y pudo cambiar el rumbo del duelo si Juan Villar hubiese estado más certero de cara a portería. El atacante encontró varias rendijas por las que colarse, pero falló con el estoque. Primero se dejó atrás el balón cuando encaraba a Juan Carlos en el 9’ y en el 19’ envió fuera su remate con la zurda tras sortear al meta manchego. Es cierto que el disparo final llegó con poco ángulo y en una posición forzada, pero el reto al que aspiraban los andaluces exigía contundenc­ia.

El técnico local rizó aún más el rizo e introdujo cuatro cambios de golpe en el descanso. Corpas, Robertone, Balliu y Akieme entraron al partido para intentar dar amplitud y frescura al juego rojiblanco. Pero la acción que pudo poner emoción al segundo tiempo no llegó por los costados, sino a balón parado. Samu cabeceó y Juan Carlos se marcó un paradón sublime. El árbitro, después de meditarlo durante unos segundos, dio gol. Pero el VAR comprobó que el balón no había entrado por completo. Ahí perecieron las opciones del Almería.

Ni rastro de Sadiq. El Girona se mantuvo firme y logró mantener el juego lejos de su área. Las llegadas locales aumentaron más por empuje y corazón que por fútbol. Pero con muy poco peligro. El marcaje sobre Sadiq se mantuvo impecable y los de Francisco no mostraron una sola fisura.

Por segundo año consecutiv­o, y de forma incontesta­ble, el Girona peleará por el ascenso en la eliminator­ia definitiva del playoff. Su final de temporada y su excelso momento actual le convierten en el gran favorito para regresar a Primera División.

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Los jugadores del Girona celebran sobre el césped del Mediterrán­eo la clasificac­ión para la final del playoff de ascenso a Primera División.

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