50 presencias en octavos
Nadal somete a Norrie y mañana se mide al prodigio italiano Sinner
Rafa Nadal es el tercer jugador de todos los tiempos, tras Federer (68) y Djokovic (54) que llega 50 veces a la cuarta ronda en Grand Slams.
Rafa Nadal jugó ayer su partido anual en la Suzanne Lenglen, el segundo estadio más grande de Roland Garros, coqueto y con vistas buenas y cercanas al tenis. “Me gusta mucho jugar en esta pista con un público increíble. Siempre es especial para competir aquí, donde sea”, expresó el balear, que nunca ha perdido en ese santuario parisino. Salió invicto de nuevo tras batir con un triple 6-3 (marcador que nunca había obtenido en el torneo) en 2:07 al voluntarioso Cameron Norrie. El británico ha caído tres veces ya este año contra el 13 veces ganador del torneo.
Con momentos de muy buen juego y sólo unos pequeños vaivenes en el segundo set, cuando perdió dos veces su saque y recuperó en ambas oportunidades la desventaja, Nadal se clasificó para sus 50 octavos de final de Grand Slam. Es el tercer jugador de todos los tiempos que llega a esa cifra tras Federer (68) y Djokovic (54). En París ha alcanzado dicha ronda, con esta, 16 veces en 17 participaciones. Mañana le espera un rival de categoría al que ya se enfrentó sobre la tierra de la Chatrier en 2020: Jannik Sinner, que superó sin excesivas dificultades al sueco Mikael Ymer (6-1, 7-5 y 6-3 en 2:22). El italiano de 19 años perdió aquel primer duelo ante el español y también el segundo hace unas semanas en Roma.
En líneas generales, Nadal le pegó a le pelota de cine, con esas revoluciones infinitas, lo que se llama spin, que enloquecen a sus rivales, envolviendo sus tiros. Sólo le falló el saque en esos momentos puntuales de la segunda manga y produjo una gran cantidad de winners (35) en un planteamiento ofensivo que le llevó a cometer 29 errores no forzados.
Pique. Norrie se quejó al juez de silla porque consideraba que el español perdía tiempo entre puntos y Rafa le mandó un recado tras el partido: “Los recogepelotas no traen las toallas y están lejos. Así que se tarda en ir a por ellas. Creo que merezco poder cogerlas alguna vez. Él pretendía acelerar las situaciones para ponerme un poco de presión. Yo no me quejé en absoluto cuando se tiró la bola mal para sacar 20 veces; así que no creo que él tuviera que quejarse de otras cosas. Jugó sus cartas, eso es todo”.