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Apasionado de la condición física y de la nutrición

Viene de familia de deportista­s

- POR J. L. GUERRERO

Robert Lewandowsk­i (Varsovia, 1988) es un hombre fuerte física y mentalment­e. Con 15 años tuvo que afrontar la muerte de su padre, Krzysztof, campeón polaco de judo. Tomó la responsabi­lidad de cuidar de su hermana Milena (también futbolista, internacio­nal Sub-21 polaca) y su madre Iwona (fue jugadora de voleibol en el AZS Varsovia). De pequeño aprendió técnicas de lucha gracias a su papá. De ahí sus rápidos movimiento­s para zafarse de los defensas. Su padre le apuntó a fútbol en el Partyzant Leszno, porque al pequeño Robert no le convencía el atletismo ni el judo. Su madre recuerda así sus inicios: “Su técnica se debe a su primer entrenador, Marcos Siweckiemu”. Ella misma cuenta en varias entrevista­s que su pequeño estaba interesado en la historia, sobre todo, en la II Guerra Mundial.

Pasó por varias canteras como el Delta (2005) y el Legia II Varsovia (2006), hasta llegar al Znicz Pruszkow, de Tercera. Ahí marcó 21 goles en 32 partidos (2006-2008), lo que le valió el pase al Lech Poznan por 380.000 euros. Allí se dio conocer en el Viejo Continente gracias a la Europa League. Hizo 41 tantos en 82 encuentros. Y en 2010 incluso estaba en la agenda del Zaragoza. Pero Michael Zorc, director deportivo del Borussia, tenía bien atado el fichaje y se adelantó a otros clubes como el Blackburn Rovers o el Genoa. En el plano personal, forma pareja sentimenta­l con Anna Stachurska (bronce en el Mundial de kárate de Tokio en 2008) y los llaman los Beckham de Polonia.

Cuentan sus compañeros que Lewandowsk­i es, como Cristiano, un obsesionad­o del trabajo físico y la nutrición. En este sentido, su esposa es nutricioni­sta de mucho éxito en su país y ha desarrolla­do métodos propios que pone en práctica Lewy. Cionek, excompañer­o suyo, dio hace poco unas claves curiosas: “El día del partido come muchas proteínas. Y siempre hay atún para el desayuno. Evita todo lo que tiene gluten y lactosa. El día antes de jugar, después de la cena, todavía remata con un plato de arroz con leche para llenar el cuerpo con carbohidra­tos y glucosa para jugar al día siguiente. Luego, en la recuperaci­ón, vegetales y aguacate...”. Lewandowsk­i tiene 32 años, pero como Cristiano, con su cuerpo cuidado al extremo, puede aguantar aún varias temporadas al máximo nivel. El Madrid lo sabe bien.

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