AS

A la final con récord

La vuelta de Llull y el ciclón Garuba lanzan al Madrid ● Laso ya es el técnico blanco con más victorias de siempre: 596

- RICARDO GONZÁLEZ

Un Madrid tambaleant­e se agarró a un Llull capital, a su experienci­a y saber hacer pese a sus problemas físicos y a que no iba sobrado de fuelle, para meterse en su novena final seguida con el formato de playoff (faltó hace un año en la burbuja de Valencia, que se jugó con liguilla). Y se agarró al ciclón Garuba, determinan­te: 16 puntos, 14 rebotes y 23 de valoración. Qué poderío. Dos patas de un éxito de un bloque acostumbra­do a resistir, el que dirige Pablo Laso, que ayer logró su triunfo número 596 (en 771 partidos) y batió a Lolo Sainz (1975-88) como el entrenador madridista con más victorias de siempre. Un triunfo récord en un momento decisivo del curso. A la final por rutina, cuando antes de su fichaje los blancos habían visto las cuatro últimas por televisión.

Una final antes de la final. Todo sin red, en un escenario en el que el Madrid está habituado y se siente cómodo. Quizá por eso no acusó la tensión previa y tuvo un arranque resuelto y fluido, donde Causeur recordaba al del primer partido (24 puntos en el 1-0), aunque entonces no saliera de titular. Taylor tenía una consigna, atacar a San Emeterio con penetracio­nes, y Garuba barría todos los rebotes. Todos. La puesta en escena era blanca (10-3) y Garuba el catalizado­r de muchas cosas. De la pelea a los triples con una seguridad creciente y una mecánica más precisa y veloz, recibir y tirar, sin apenas bajar el balón y casi siempre bien dirigido tras una ejecución cada vez más homogénea, más perfecta. Mucho trabajo detrás de esos pequeños detalles que se traducen en una evolución meteórica.

Pese al arranque local, el Valencia aguantó el empujón y su único pero… ceder siete rebotes bajo su canasta en la primera parte. En realidad, su sino en toda la serie, el que le condenó. Ponsarnau volvió a mentar a los árbitros en el intermedio con calzador, cuando no venía a cuento, como hizo tras arrasar su equipo en el segundo duelo de manera tan preventiva como carente de argumentos.

Dubljevic le buscaba las cosquillas a Tavares y la entrada de Hermansson, Prepelic, Kalinic y Tobey aportaba nuevos bríos. Abalde acababa de superar el coronaviru­s, pero no jugó. Llull, sí. Forzó y ayudó, y más con los problemas de cadera de Alocén. Sin él es posible que el Madrid estuviera eliminado.

El Valencia andaba sólido, lo vimos en la reanudació­n, donde logró igualar a 44 tras una antideport­iva de Garuba. Tavares, sin embargo, había regresado de los vestuarios con la determinac­ión que le faltó antes y el Real lo notó. Con Llull de nuevo en cancha hubo acciones vistosas, como una triangulac­ión entre Rudy, Tavares y Causeur. La renta alcanzó los 9 tantos (59-50) y los visitantes no se dejaron caer, macizos, respondier­on con un 0-7. Y a otro +9 local (68-59), de nuevo una contestaci­ón de 0-8 (68-67). Garuba era el hombre, para bien, porque embocaba su tercer triple, y para mal, porque taponaba otro de manera ilegal. Un pecado de juventud que resolvió con su cuarto rebote ofensivo y un 2+1 que hacía capitular al rival. El Madrid a la final con otro récord de Laso.

 ??  ?? Usman Garuba machaca ante la mirada de Louis Labeyrie, Nikola Nikolic, Mike Tobey y Klemen Prepelic.
Usman Garuba machaca ante la mirada de Louis Labeyrie, Nikola Nikolic, Mike Tobey y Klemen Prepelic.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain