Djokovic culmina la gesta
No quiero parar aquí”. Esta frase de Novak Djokovic, con la Copa de los Mosqueteros en las manos, define perfectamente por qué el serbio es el consolidado número uno actual y por qué también es el primer candidato al número uno de la historia. Hay voces que le sientan ya en ese trono, pero hay que esperar a que termine su carrera para valorarlo. Aún está a un título para igualar los 20 Grand Slams de Rafa Nadal y Roger Federer. Por eso no quiere parar aquí. Porque todavía hay desafíos por cumplir, aunque parezca mentira en un campeón que lo ha ganado todo, y varias veces. Algunos los ha completado ya en París. Nole se ha convertido en el primer tenista de la Era Open que conquista más de una vez los cuatro grandes. Antes lo hicieron
Rod Laver y Roy Emerson. Ya era, igualmente, el único que había doblado victoria en todos los Masters 1.000. Y ha sido capaz de tumbar a sus coetáneos Federer y Nadal en sus templos de Wimbledon y Roland
Garros. Eso demuestra su versatilidad, su afán de superación, su capacidad continua de aprendizaje… Y su voracidad sin límite.
Djokovic ha culminado una doble gesta para ganar su segundo Roland Garros. La primera fue el viernes, cuando doblegó en semifinales al rey de la tierra, Nadal, el mismo que ondea 13 títulos en París y que le vapuleó en otoño en esta pista. La segunda fue ayer, cuando remontó dos sets a Stefanos Tsitsipas, otra hazaña que nunca había hecho en una final. Djokovic demostró ante el joven de 22 años que los partidos no sólo se ganan con la calidad individual, sino también con la cabeza y con la experiencia. El serbio aguantó su chaparrón. El griego, no. Tsitsipas se desesperó bajo la tormenta. Ante un campeón de esa talla, un partido nunca ha acabado. O si no que se lo pregunten a Federer, a quien neutralizó dos puntos de torneo al resto en Wimbledon
2019. Djokovic es mucho Djokovic.