AS

Mos la emboscada decisiva

Pereiro analiza para AS los detalles de la penúltima etapa de La Vuelta: “Es una trampa”

- JUANMA LEIVA /

● La Vuelta 2021 se disputa desde el 14 de agosto al 5 de septiembre

● La 20ª etapa entre Sanxenxo y Mos, con un trazado de clásica sorprenden­te

Del recorrido de la Vuelta 2021 (14 de agosto al 5 de septiembre) muchos detalles han llamado poderosame­nte la atención: las cronos inicial y final, la inclusión de colosos inéditos como el Gamoniteir­o, Villuercas... Y quizá en un primer momento no se reparó tanto en una de sus grandes novedades, la jornada entre Sanxenxo y la cima de Castro de Herville en Mos (Pontevedra). Y quizá ahí está su magia. Una etapa clave a todos los efectos, por trazado y por su ubicación el penúltimo día (4 de septiembre), que se propone ser una gran sorpresa.

“Es una trampa, para eso está pensada”, analiza para AS un mosense ilustre como Óscar Pereiro, ganador del Tour 2006, quien colaboró en el diseño de esta etapa en la que la ronda española abandona la fórmula de colocar un gran puerto el penúltimo día y opta, con la crono final en el horizonte, por otra totalmente diferente pero que puede ser más espectacul­ar. Porque esa etapa 20 tiene un perfil propio de clásica, exprimiend­o al máximo la orografía gallega de un entorno como las Rías Baixas.

Y que nadie se engañe, ascensione­s no van a faltar, cuenta Pereiro: “Javier Guillén me preguntó: ‘¿Se puede hacer en tu tierra una etapa digna de final de Vuelta? Cogí la bici, recorrí las carreteras por las que entrenaba cuando era profesiona­l y se lo confirmé: ‘Se puede hacer una de mucho desnivel, con subidas duras en las que los líderes pueden verse los últimos 30 kilómetros completame­nte solos cara a cara”.

Porque esos 173 km pueden ser la última oportunida­d para corredores valientes y escaladore­s a los que no le beneficie tanto la crono final entre Padrón y Santiago. La primera parte será de control de los equipos y de intentos de fuga hasta que comience el primer puerto: desde entonces, los ciclistas se enfrentará­n a casi 100 sin un metro llano, “en los que al principio sólo los gregarios de mucha calidad pueden ser un apoyo. Porque a partir de entonces se puede romper a cualquier equipo, es terreno de sube, baja, curva, contracurv­a... en el que un ciclista toma seis segundos de ventaja... ¡y no tienes contacto visual!”.

Y así se irán coronando Vilachán, Mabia y Mougás, quizá el puerto de más entidad (10 km a casi el 6%), para encarar Prado y la ascensión final a

Castro de Herville en Mos (8,6 km al 5,7%). Subidas relativame­nte cortas, pero en las que se encuentran rampas que superan el 15% de desnivel y con sus respectiva­s bajadas en las que, si le diese a la lluvia por aparecer (algo raro en esas fechas en las Rías Baixas) verían su peligro multiplica­do. Un trazado para preparar una emboscada con la que asaltar la roja de La Vuelta. “El principio va a ser interesant­e ver qué tipo de escapada se forma, qué corredores y de qué equipos se filtran en ellas para intentar realizar alguna estrategia. Tengo claro que es una etapa que se debe retransmit­ir entera por televisión”, apunta convencido Pereiro, pero que no se olvida de que el deseo de todos es que se den las condicione­s necesarias (sobre todo, sanitarias) para que el público gallego abarrote las cunetas: “Es una gran jornada para venir a vivirla in situ. Si acudes en bici puedes encontrar dos o tres puntos cerca para ver pasar a los ciclistas”.

Corredores que, después de tanto trazado ratonero, se encontrará­n con la última ascensión, la subida a Castro de Herville, en la que sólo al recorrer las primeras rampas uno se olvida de que está catalogada de segunda categoría debido a que no llega a los 9 kilómetros de longitud. Entre praderas verdes que se tornan en vegetación más frondosa, los ciclistas se encuentran auténticos rampones de hasta el 16%, terreno suficiente para hacer mucho daño si se tiene en cuenta todo lo que llevan encima de etapa y de carrera. Serán momentos en los que esté en juego la general, por lo que no podrán disfrutar de las bondades en forma de paisaje que se pueden admirar en el tramo final. De hecho, hay un mirador con una caracterís­tica cruz de piedra que da un toque de mística al magnífico escenario del Valle de Louriña que se contempla desde la cima.

“Me hubiese encantado disputar esta etapa. No sé si la hubiese ganado, pero seguro que la hubiese disfrutado muchísimo”, se sincera Pereiro, al que no le cabe duda de que todos los aspirantes vendrán a reconocer con todo detalle esta especie de ‘encerrona’ que La Vuelta ha preparado a un día de su conclusión, y de la que se saca una conclusión muy clara: “Es una etapa decisiva para la general”.

Desenlace “Los líderes pueden llegar solos a los últimos 30 kilómetros”

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Óscar Pereiro asciende Castro de Herville, desde donde hay un precioso paisaje del Valle de Louriña.
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