Un triunfo en la nieve
El Madrid gana en Múnich en un duelo destemplado: 25-26 en la segunda parte ● Tavares, 6 tapones
Hay partidos para el recuerdo y otros que pasan sin pena ni gloria, que se olvidan pronto. El de ayer en Múnich será de los segundos. Lo mejor nos lo dejó el inicio, porque lo que vino después fue un descenso continuado en los estándares del buen juego. El calendario no ayuda con tramos de partidos cada 48 horas. Ganó el Madrid, eso sí (64-68, 25-26 en la segunda parte). El rey de las jornadas dobles (56 victorias en 75 encuentros con este formato) se lo trabajó en el Audi Dome y agarró lo que perseguía en la nieve, la que cubría los alrededores del pabellón con una temperatura que rondaba los 7 grados bajo cero. Que eso también ayuda a destemplarse. Tavares volvió a destacar con 14 puntos (10 en el primer cuarto), 8 rebotes y ¡6 tapones!, aunque esta vez ninguna asistencia y 5 pérdidas en pleno embotellamiento colectivo. Por poner un ejemplo, de los 13 pases de canasta merengues, 7 los vimos en los primeros 10 minutos. Al Bayern los triples (Othello Hunter, 4 de 8) lo empujaron al principio y lo lastraron al final.
El arranque del Madrid fue muy bueno en casi todo, transmitía superioridad (Goss era incisivo y Abalde, titular en ausencia de Deck, conectaba de cine con Tavares); pero a un ex, Hunter, un pívot atlético que vistió de blanco hace seis cursos, le dio por tener su noche en el tiro exterior. Y ese acierto en el perímetro, con siete triples locales entonces (Hunter, 3 de 4), dio un impulso inopinado al Bayern. Corey Walden entró también con pujanza en la rotación y al cruce con el minuto 14 el equipo muniqués mandaba 32-25. Chus Mateo recuperó a Tavares, que había dejado su sitio a Poirier apenas 4:45. Un giro de tuerca atrás y parcial de 2-15 para pasar del -7 al +6: 36-42.
A la vuelta de vestuarios, el Real siguió insistiendo por dentro, a veces hasta obcecarse. El resultado en 10 minutos, 1112. El Bayern volteaba la tortilla (del 39-47 al 57-56) con una penetración de Winston que se benefició de los cambios defensivos para sacar ventaja en los desajustes con cuatro bajitos y hacer correr a Tavares.
El Madrid gastó casi cuatro minutos entre su tanto 59 y el 61, pero para los locales fueron seis sin encestar. Con todo hecho, lo parecía a menos de 60 segundos (58-66), aún habría jarana. Una antideportiva discutida de Abalde y una técnica a Musa llevaron a los blancos a frotarse los ojos: 64-66 y aún 27 segundos con el recuerdo del Mónaco muy fresco. Musa resolvió desde la personal. Bonito no fue, pero victorias así suman como cualquiera.