Alaba de la silla al sillón
El austríaco ve peligrar seriamente su condición de central titular y parece abocado a pelear el lateral con Mendy
La exigencia que supone jugar en el Real Madrid no respeta ni las imágenes icónicas. Aquella secuencia de David Alaba alzando como un poseso la silla de un vigilante de seguridad para celebrar la remontada al PSG, que fue la estampita casi oficial a la que se encomendó el madridismo para los sucesivos milagros de la Decimocuarta, parece una reliquia lejana. El Madrid de Ancelotti ha recuperado el pulso defensivo y lo ha hecho, además, en el periodo de ausencia de Alaba por la lesión que sufrió contra el Liverpool.
De hecho, Anfield fue bastante significativo para entender el momento de Alaba en el Madrid. Ancelotti no tuvo reparos en moverle al lateral izquierdo para acoplar a Militao y Rüdiger en el centro y el austríaco pasó las de Caín con Salah. Hasta que su bíceps femoral se rompió, el egipcio le había pasado una y otra vez como un torbellino. Lesionado, dejó el campo en el minuto 27 y como si fuera una aspirina, Nacho borró de un plumazo la jaqueca que suponía Salah a un Madrid que para colmo ya perdía por 2-0.
Una mejoría palpable que sorprendió al propio Klopp (“Hoy se vio el porqué Nacho lleva tantos años en el Madrid”) y dejó en tela de juicio la aportación actual de Alaba. Pero donde se cierra una puerta, se suele abrir una ventana. Para Alaba, hay otra rendija: el lateral izquierdo. Mendy también está lesionado y es una posición en la que el historial del austríaco como tres le avala para no parecer un parche sino un candidato solvente, como Nacho, con Camavinga como posibilidad alternativa cuando haya que agitar el avispero en ataque.
Apuros La mejoría en Anfield cuando le sustituyó Nacho le perjudica