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Pogacar es el jefe

El esloveno destroza a Vingegaard y ya es líder de la París-Niza ● Gaudu, el mejor de los ‘mortales’

- MARCO GONZÁLEZ

No podemos precipitar­nos, habrá tiempo para asimilar y contextual­izar los hechos. Pero la impresión que dejó la cuarta etapa de la París-Niza fue que lo que vivimos en el pasado Tour de Francia, con aquella crisis de Tadej Pogacar en el Granon, simplement­e pudo ser un accidente. Porque el número uno del ciclismo mundial, como si quisiera poner las cosas en su sitio, demostró en un nuevo mano a mano con Jonas Vingegaard que es superior a cualquier mortal. En la ascensión a La Loge des Gardes (6,7 km al 7%), el esloveno resistió un arreón del danés, después contraatac­ó y a base de ritmo dejó a un mundo a su archirriva­l que, impotente, veía desde la distancia cómo le ganaba terreno a cada segundo.

Sólo un fantástico David Gaudu estuvo cerca de un Pogacar que impuso su punta de velocidad en los metros finales para llevarse el primer triunfo de su palmarés en la Carrera del Sol y enfundarse el maillot amarillo.

El día fue frío y lluvioso tiempo antes de la salida. Después de unos minutos de calma, siete valientes se lanzaron a la aventura para establecer la escapada: Pascal Eenkhoorn, Larry Warbasse, Hugo Houle, Lilian Calmejane, Maurice Ballersted­t, Jonas Gregaard y Anders Skaarseth. El UAE les mantuvo a raya, controland­o en todo momento la situación en cabeza del pelotón. Pogi aguardaba ansioso el desenlace.

En los últimos 60 kilómetros se concentrab­an una serie de pequeñas subidas que servirían para acumular desgaste de cara al puerto final. Con el empuje del conjunto de los Emiratos, la fuga pasó a mejor vida antes de un momento clave: el esprint intermedio. Esta vez cambió el decorado, pero no el protagonis­ta: Pogacar volvió a acelerar y cruzó tercero. Dos segundos más de bonificaci­ón para el zurrón.

Llegados a la ascensión final, más que petardos hubo mascletá, propio de estas fechas tan falleras. El UAE impuso un ritmo bestial desde las primeras rampas, con un Grobschart­ner imperial que dejó completame­nte aislado a Vingegaard. El danés pensó que la mejor defensa sería un buen ataque, por lo que pasó a la acción a 4,3 km. Sólo el prodigio esloveno fue capaz de seguir su rueda. Pero al contrario que el primer día, en esta ocasión fue

Pogi quien no estaba dispuesto a entrar al relevo. Él mandaba, marcaba los tiempos. Su ley. Les neutralizó el grupito de elegidos y Gaudu aprovechó para marcharse por delante. Hizo camino, pero por poco tiempo: ataque de Tadej, ritmo sostenido para dejar fuera de juego a Vingegaard y cabalgada hacia el triunfo. Gaudu aguantó con él, pero el ‘caníbal’ hizo lo suyo en el esprint. Vingegaard llegó abatido, casi más moral que físicament­e, porque acabó sexto. “Lanzó un ataque y pensé que se sentía súper, así que no respondí. El final fue realmente difícil y creo que falló cuando intentó atraparme. Luego no pudo cerrar y se rompió un poco”, explico Tadej, sorprendid­o, sobre la actuación de Jonas. Diferentes sensacione­s...

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Tadej Pogacar supera a David Gaudu en la cima de La Loge des Gardes, final de la cuarta etapa de París-Niza.

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