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Al límite a por la pole

Verstappen y Leclerc lideran en Mónaco. Buenos tiempos de Sainz (3º) y Alonso (4º) con accidente del de Ferrari

- JESÚS BALSEIRO

Los entrenamie­ntos en Montecarlo se tienen que seguir a pie de pista. Sólo así se aprecia el baile entre guardarraí­les al filo del desastre, la precisión quirúrgica del piloto para volar en una ciudad pensada para el atasco y no la velocidad. La televisión no hace justicia, la procesión del domingo tampoco. Pilotar en el Principado es un privilegio para unos pocos elegidos, por eso las victorias en el GP de Mónaco se cuentan por separado, pero la verdadera épica está en cada vuelta rápida y, fundamenta­lmente, en la pole del sábado. A esa clasificac­ión llegan los dos españoles con opciones de triunfo que bien puede valer otro el domingo.

Más allá de lo que dicte la tabla de tiempos, Sainz (3º, a 0.107) y Alonso (4º, 0.220) fueron rápidos desde que subieron al coche en los libres y eso en Mónaco es el mejor de los intangible­s. Enfría las expectativ­as el hecho de que Verstappen y Leclerc les adelantara­n con sus últimas intentonas. Por la mañana, Carlos y Fernando habían sido primero y segundo, respectiva­mente. El frenazo en seco llegó con el accidente de Sainz a 15 minutos para el final de la sesión: raspó el interior en la salida de la Piscina, rompió la rueda y se estrelló con el muro. “Lo siento”, dijo por la radio. Un error por asumir riesgos innecesari­os para un viernes. De esos que, por otra parte, se le disculpan muchas veces a Leclerc.

El Ferrari está ahí porque es un seguro a una vuelta y eso en Mónaco tiene mucho valor. Aunque no es cierto que la pole valga media victoria aquí: la estrategia, los accidentes y la previsión de lluvia harán el resto. Si degradan más que los demás, no será un impediment­o en carrera porque la diferencia de ritmo tendría que ser enorme para que otro coche les pueda adelantar. Sainz y Leclerc bien pueden enmendar mañana un año que va torcido para Maranello. ¿Y Aston Martin? No se debe interpreta­r el cuarto de Fernando como pinchazo. Las primeras dos filas de la parrilla son un objetivo ambicioso para el AMR23 (con leves mejoras en las suspension­es) y en esta condición Alonso aspira a todo. Se le vio cómodo, al límite. “Al ataque”, advirtió. Cumple su amenaza.

Orden. Max fue el más rápido, aunque por la mañana anduvo protestón con el comportami­ento de un Red Bull que trae el alerón de alta carga aerodinámi­ca más extremo. Quizás demasiado. Pérez quedó fuera de una teórica tercera línea cuando habitualme­nte es un seguro en circuitos urbanos. Pero da la sensación de que en Mónaco están delante los que tienen que estar: Verstappen, Leclerc, Sainz, Alonso,

Norris, Hamilton... indudablem­ente los más sólidos a una vuelta. Faltan Stroll o Russell, no hay segundos espadas por ahí. Hay que ir sobrado de confianza para rascar todas las décimas que regalan los muros para quienes se acerquen todo lo posible sin llegar a chocar. Por lo demás, diferencia­s menores (14 coches en un segundo) lógicas en el trazado más corto del calendario. Y pocos accidentes: por la mañana tocaron el muro Hulkenberg y Albon, por la tarde sólo Sainz.

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Sainz, tras su accidente con el Ferrari en los Libres 2 de Mónaco.
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