El Mérida obliga al Castilla a mirar hacia la parte baja
Llácer marcó el gol 18 segundos después del descanso
El Castilla ahonda en su crisis. Quinta jornada sin ganar y tercera derrota de la temporada en el Di Stéfano, esta vez ante un Mérida que toma oxígeno gracias a un gol de Llácer nada más comenzar la segunda parte. El filial se queda más cerca del descenso (siete puntos, que marca el propio Mérida) que de unos playoff (a 12) que parecen ya una quimera…
El Mérida supo leer en todo momento lo que pedía el partido y demostró en los primeros minutos que no se iba a arrugar. No lo hizo ni con el 0-0 ni cuando se vio por delante, replegando cuando tocaba y presionando si se le presentaba la ocasión. Una ventaja que podía haber tomado antes de no haber sido por el remate que Chuma estrelló en el palo.
Estaba intentando hacerse el Castilla con el control del partido hasta que llegó ese susto y uno anterior de Mizzian. Los nervios que demostraban los blancos en ese inicio del juego no los tenía el Mérida cuando el Castilla se acercaba a su área. La zaga emeritense se mantenía rocosa.
El Mérida encontró el gol sólo 18 segundos después de volver de vestuarios en un pase de Javi Martín a Llácer en el área. Desde el saque de centro al gol, Theo fue el único castillista que olió el balón…
Tocó a rebato el Castilla, pero ese ímpetu desbocado le duró cinco minutos, lo que tardó el Mérida en armar una contra que no supo aprovechar Javi Martín. El compás, de nuevo en manos romanas y el miedo, en el cuerpo de los de Raúl. Asencio estuvo providencial para encimar a Chuma e impedir que hiciera el segundo.
Gonzalo se echó el equipo a la espalda, pero tampoco encontraba las grietas en la defensa rival. Nico Paz intentaba sortear el bloqueo terrestre con balones por vía aérea bombeados a Álvaro Rodríguez, desatinado en lo poco que le llegó y, al final, tan desesperado por la falta de abastecimiento que acabó bajando a la divisoria a buscar el balón. El paradigma de un Castilla falto de ideas que tiene como misión inmediata no meterse en apuros para, al menos, salvar la categoría.