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El Sevilla toma aire, el Atleti lo pierde

Un gol de Isaac Romero para Quique decide el partido con multitud de ocasiones del Atleti ● Morata, roto Oblak salva una pobrísima primera parte de los del Cholo ● Sexta derrota fuera de los rojiblanco­s en Liga

- PATRICIA CAZÓN REPORTAJE GRÁFICO PEPE ANDRÉS Y MORENATTI

Febrero ha caído sobre el Atleti como un lunes perpetuo que atasca los goles como la M-30 los coches cada mañana. Un lunes como el que el Sevilla hizo del Pizjuán para que otro estadio ajeno le volviese a caer a los rojiblanco­s encima esta temporada. Van seis de doce, demasiados. Necesitado­s ambos equipos de oxígeno, prevaleció el que lo necesita para sobrevivir. Un Sevilla que tiene a Isaac para agarrarse a la vida mientras el Cholo se queda, y preocupa, sin Morata.

Simeone había comenzado el duelo con una sorpresa (Paulista, titular por primera vez) y una confirmaci­ón: futbolista no hay descanso, se hace descanso al andar. Sin más rotaciones, su centro del campo con Barrios-Koke-De Paul, y su delantera titularísi­ma, Griezmann-Morata. Quique salía con el plan de caminar por el partido con los zapatos de Vallecas. Esa victoria que dio al Sevilla un chute de oxígeno puro para huir de abajo. Acuña, de tercer central, Ocampos, en el carril y Óliver, en lugar de Agoumé. Y en punta, Isaac, el chico que ha llegado para quedarse, con sus ganas y energía para que el Sevilla escape de una vez de todos los últimos tiempos espesos. Su bota es un caudal. Luis de la Fuente, el selecciona­dor, oteaba en el palco.

Los dos equipos avisaron pronto. Que este sería un partido intenso, de ida y vuelta y de pistoleros con gatillo fácil. Remató Morata en el segundo minuto alto y respondió Navas con una volea que atrapó Oblak como su propia foto al partido: esta sería una de esas tardes de antaño, atadas a los milagros de sus guantes. Porque en esa intensidad hay grados y el Atleti jugaba y se gustaba, pero sin mancharse la camiseta de barro. Al Sevilla, mientras, se le iba la vida en cada lance, disputa, con trozos de alma derramados en cada pelota. Quemaba y se lanzaba hacia Oblak, amenazante a la contra y por alto. Mientras Morata encadenaba disparos que siempre terminaban con el banderín en alto, Oblak andaba ocupado. Sacó de puño ante Ramos y con milagro con una mano por bajo ante Acuña. Fue a la tercera cuando Isaac le rompió el cántaro encima. Acuña botaba un córner, Ocampos lo peinaba e Isaac se lanzaba a cabecearlo en el segundo palo mientras el Atleti perseguía musarañas. Koke, mal en el marcaje, acabó estampado en la madera.

Una madera con la que Morata se topaba en la jugada siguiente tras cabecear un centro de Hermoso. La acción la había anulado el banderín aunque, si hubiese entrado y, por tanto, trazado líneas, quizá media rodilla lo hubiera validado. Se encadenaro­n las ocasiones. Una rasa de Lino no acabó en la red por poco. El Sevilla, sembrando pólvora en

cada internada. Pero una vez Isaac se topó con Oblak y otra con el larguero. Morata caía ante Acuña en lo que parecía penalti, aunque el árbitro no pitara y el VAR no corrigiera. El partido trituraba los años de Koke y Witsel, pasaba por encima de un desconocid­o De Paul y el ácido láctico ahoga todo el talento de Grizi. Fue después de que Nyland le desarbolar­a a Morata un mano a mano con el pie, que el domingo se hizo de verdad lunes para el Atleti con un peso mucho mayor que el 1-0 sobre su cabeza. Morata saltaba en una acción con Soumaré y su rodilla hacía un extraño en el aire. Morata que cae y no se mueve. Morata que llora. Morata que se va con Celada, el médico, y Gorka, el enfermero, a cada lado, como si fuesen muletas. Morata, entre gestos de dolor mientras manipulan su rodilla. Luis de la Fuente dejó de mirar a la hierba, ya solo atento al teléfono.

El Atleti regresó con dos cambios: Memphis por Morata y Nahuel por Barrios. Navas, bajo palos, evitaba un gol de Grizi cuyo rechace caía en Memphis, pero el día estaba que no y la pelota se iba fuera. El partido iba y venía entre polémicas, protestas y caídas como esa de Isaac ante Nahuel que el Sevilla reclamó penalti. El Atleti llegaba pero el domingo seguía siendo lunes para los del Cholo. Suso y Juanlu insuflaron energía y el Atleti siguió enredado como la bota de Grizi, al que alcanzar el récord de Luis ha sido lo del pelo de Sansón con empacho de minutos. No hubo más goles. El Atleti, que ya perdió la Liga fuera, vuelve a enredarse lejos del Metropolit­ano, con lo difícil que parece este año la Champions. En un febrero en el que llega el Inter y el Sevilla se aleja del descenso.

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Isaac Romero salta en el segundo palo ante un Koke despistado y que terminó estampándo­se en la madera mientras el balón voló a la red.
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