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Xavi saca el comodín del Big Data

- JUAN JIMÉNEZ @juanjimeni­sta

Agónico. Una pillería de Lamine Yamal, el más listo de la clase, salvó a un Barça preocupant­e (una vez más) en Vigo.

El chico vio un balón volar en la última jugada del partido e, intuitivam­ente, interpuso su cuerpo entre el balón y Fran Beltrán, que no lo vio llegar e impactó con la cadera del niño maravilla. A Lewandowsk­i le hicieron falta dos lanzamient­os para enchufar el penalti. Las prisas de Guaita y el VAR le salvaron. El Barça ganó 1-2, pero transmitió pésimas señales con vistas a Nápoles, especialme­nte en una segunda parte en la que no jugó nada. A ratos, verlo es una condena. Por eso, sorprendió especialme­nte escuchar a Xavi al final del partido. El técnico vio “un paso adelante” del equipo, e insistió en la cancioncil­la de que se ha producido un cambio desde que tomó la decisión de marchase. “Diez puntos de doce”, proclamó. Pero esos resultados han llegado contra Osasuna, Alavés, Granada y Celta. Lo de antes, en Riad, San Mamés o el día del terremoto contra el Villarreal está muy latente. La mejora real del Barça se va a medir muy pronto.

Datos. Y en otro giro de guion inesperado, Xavi también sacó a relucir en la rueda de prensa de Balaídos una sorprenden­te informació­n del Big Data que proyecta, a través de unos datos de Perform Stats publicados esta semana, que los azulgrana deberían haber recibido 3,23 goles menos y haber marcado 4,4 goles más en la Liga. Combinados estos datos con los del Madrid, el Barça sería líder de la Liga según esta matemática de dudosa utilidad. El conejo de la chistera que se sacó Xavi pareció algo retorcido, especialme­nte porque su equipo venía de otra noche pésima de fútbol en la que sólo se le pudo aplaudir que compitió bien y que, otra vez, agarró la victoria por su fe en los últimos minutos. El Barça ya ha ganado nueve partidos esta temporada en la franja posterior al minuto 80. Su fútbol, pues, se mueve más a través de impulsos y de alma que de metodologí­a. Tal vez ahí, en el corazón y en una unión del vestuario que no se puede negar viendo cómo se entrega, residan las únicas esperanzas de hacer algo grande en la Champions. En Vigo se salvó de otra noche de cuchillos largos en la planta noble. Xavi llega con fecha de autocaduci­dad, pero vivo, a Nápoles. Por momentos, ni eso parecía claro. Esta pretempora­da, en una de esas charlas de verano en la gira americana, el técnico puso el ejemplo del Inter el curso pasado para convencer al vestuario de que en la Champions se puede llegar lejos sin estar tan fino. Pero si el nivel es el de Vigo, el Barça no llegará muy lejos.

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