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Zamorano “Mbappé y Vinicius harán una dupla letal”

- DAVID ALONSO

Iván Zamorano (Santiago de Chile, 1967) dio el salto a la élite europea en el Sevilla, donde jugó dos temporadas y marcó 23 goles antes de firmar por el Real Madrid. De blanco vistió cuatro cursos y superó los cien goles. Y ahora, desde Miami, analiza el duelo de esta noche para AS.

Siempre ha sido un guerrero. Iván Zamorano (Chile, 1967) está acostumbra­do a navegar con el viento en contra y a salir airoso de situacione­s comprometi­das. Rendirse nunca ha sido una opción para él. Un ejemplo de ello fue su tercera temporada en el Real Madrid, en verano de 1994, cuando Jorge Valdano, entonces entrenador, le advirtió que su rol en la plantilla iba a ser de mero actor secundario si decidía quedarse. El ariete aceptó el desafío, no bajó los brazos y en el primer partido de Liga ya fue titular, marcando gol a los 14 segundos de juego al Sevilla, su ex equipo, en el que Juan Carlos Unzué actuaba como portero. Acabó el curso como máximo goleador del campeonato (28 goles) y anotando el gol decisivo para lograr el título de Liga después de haber logrado un hat-trick frente al Barcelona en la manita del Bernabéu (5-0). Desde Miami, donde reside, Bam Bam, que marcó 101 goles de blanco, recuerda el pasado y analiza el presente antes del duelo que enfrentará a los dos equipos españoles en los que militó.

—¿Cuánto tiempo lleva en Miami? —El canal Univisión me invitó en 2016 para formar parte del equipo de deportes y comentar la Copa América del Centenario. Vine para un mes y todo fue muy intenso. Chile salió campeón, la felicidad fue máxima, me ofrecieron quedarme dos años más, mi familia y yo aceptamos, luego fueron dos más y así sucesivame­nte hasta hoy. En agosto cumpliremo­s nueve años aquí. Fue una gran decisión. Estamos contentos y mis hijos hablan tres idiomas. —¿Suele venir a España? —Voy todos los años. Tengo nacionalid­ad hispano-chilena y muchos amigos y recuerdos allí. Además, mis dos hijas quieren ir a vivir a Madrid, una por motivo de trabajo y otra de estudios, y el chico pretende jugar al fútbol y le gustaría que fuese allí también, con lo cual es posible que nos traslademo­s toda la familia a España.

—¿Qué le parece la probable llegada de Mbappé al Madrid? —Ojalá se concrete. Son muchos años ya con este serial, pero parece que esta vez la ilusión y la fe de millones de madridista­s que quieren verle de blanco se puede cumplir. Los mejores futbolista­s del mundo quieren jugar en el Real Madrid. Florentino Pérez nos ha acostumbra­do a ello y yo estaré muy contento con su llegada si finalmente se produce, como parece. —¿Es el mejor jugador del mundo para usted?

—Posiblemen­te. Al menos top-3, con absoluta seguridad. Es muy difícil encontrar a otro jugador con sus cualidades. Otro que está en ese podio es Vinicius, que va a ser su compañero. Formarán una dupla letal. El otro lugar podría ser para Haaland o incluso para Bellingham, que está deslumbran­do. De todas formas, lo más importante es conseguir que se sienta feliz y así su rendimient­o será mejor.

—Como nueve puro, ¿quién le parece el número 1 ahora?

—A mí me encanta Lautaro Martínez, del Inter. Entre él y Haaland estaría ese honor de ser el mejor nueve del mundo hoy en día. Después de ellos me parece excepciona­l Harry Kane. Ha sido un acierto pleno del Bayern ficharlo. No cito a Mbappé porque él no es un delantero centro puro, aunque te cubre todo el frente de ataque. Es letal en cualquier posición donde lo pongan. De hecho, Luis Enrique lo sitúa ahora como falso nueve en el PSG y con la velocidad y potencia que tiene es una maravilla verlo entrar desde atrás. Es un jugador muy inteligent­e y muy completo.

—Mbappé, Vinicius, Rodrygo, Bellingham, Endrick, Brahim… ¿Podrá igualar algún otro equipo ese potencial ofensivo? —Siempre he dicho que los equipos tan poderosos a veces no son los más exitosos y yo prefiero un Madrid exitoso, en el que cada uno contribuya a lo más importante, que es hacer más grande al conjunto. Le pasó al City cuando Guardiola empezó a fichar a los mejores y no conseguía los logros que sí obtuvo luego cuando encontró la fórmula adecuada. Lo importante es el grupo.

—El Sevilla fue su primer equipo en España. ¿Cuál es su principal recuerdo?

—Yo salí de Chile con 20 años y me fui a jugar dos temporadas a

Suiza, hasta que me llamó el Sevilla. Ellos me abrieron las puertas del fútbol de élite de verdad. Me enamoré enseguida de la ciudad, del club y de la afición. Les estaré siempre muy agradecido y desde entonces son parte de mi vida. Coincidí con estrellas como Polster y Suker y aprendí mucho de ellos.

Fue una etapa maravillos­a y me permitió fichar por el mejor club del mundo, que es el

Madrid.

—Es curioso cómo se enteró de su fichaje por el Madrid… —Tras la temporada 1991-92 me fui a Chile de vacaciones y para la boda de mi hermana. Nuestro papá falleció cuando éramos niños los dos y yo tenía que entrar con ella del brazo en el momento más importante de su vida. Era jueves, se casaba por lo civil y había unos 50 invitados. Justo cuando empezó la ceremonia sonó el teléfono… —Sería un teléfono fijo, no un móvil, no había por entonces… —Sí. Era el teléfono de la casa de los padres de mi cuñado. La jueza se enojó muchísimo por la interrupci­ón. La mamá de mi cuñado dijo que era una llamada urgente desde España para mí. La jueza me dio permiso para hablar. Era mi representa­nte, Alberto Toldrá. Me dijo: “Enhorabuen­a. Eres nuevo jugador del Real Madrid. Quiero que viajes esta misma noche a España para firmar”. Yo no supe qué contestar. Me puse muy nervioso. La jueza y todos los invitados me estaban mirando.

—¿Y qué contestó?

— Sólo se me ocurrió decir: “Alberto, luego te llamo”. Él no podía creer esa respuesta y me dijo: “¿Eres gilipollas? ¿Te estoy diciendo que vas a jugar en el Madrid y me respondes que me llamas después?”. Y corté la llamada.

—¿En serio?

—Así ocurrió. Desconecta­ron el teléfono, la ceremonia continuó y cuando la jueza los declaró marido y mujer abracé a mi hermana, le conté lo que había pasado y descorcham­os las botellas de champán para celebrar el enlace y el fichaje. Luego, con más tranquilid­ad, llamé a Alberto y se lo expliqué todo bien. Me permitió quedarme a la ceremonia religiosa, que era el sábado, para entrar con mi hermana del brazo en la iglesia. Recuerdo que pensé mucho en la imagen de mi papá antes de morir. El domingo viajé a España. Fueron días muy intensos. —Tras un primer año bueno y un segundo regular, Valdano le dijo que no contaba con usted ¿Cómo encajó ese mensaje? —Tengo un carácter y una personalid­ad fuertes forjadas por los golpes que me ha dado la vida. Cuando me dijo que me buscase equipo yo le pedí que me diese una oportunida­d para conocerme, porque él llegó del Tenerife ese verano. Me dijo que si me quedaba sería el quinto extranjero y sólo podían jugar tres. Aun así, decidí arriesgarm­e y quedarme.

—Y se fue a hacer la pretempora­da a Suiza…

—Sí. En el primer entrenamie­nto hicimos un partido a todo campo. Faltaba uno y él se metió a jugar en el equipo contrario al mío. En un balón que había

Sevilla “Me abrió la puerta del fútbol de élite, siempre estaré agradecido”

Valdano Me dijo: “¿Siempre te entrenas así o sólo cuando odias al míster?”

controlado él, me tiré al suelo y agarré tobillo, pierna y rodilla. Me llevé todo por delante y Jorge cayó de una forma bastante violenta.

—¿Cuál fue su reacción? —Cuando intenté levantarme rápido para ir a por el balón, él me pegó un codazo y me dijo: “Boludo, ¿siempre entrenas así o sólo cuando odias a tu entrenador?”. Lo miré a la cara y le contesté: “Yo siempre entreno así”. A partir de ese momento, Valdano se dio cuenta de que no me iba a rendir y que iba a pelear a muerte por tener una oportunida­d. Ese es el mensaje para los jóvenes que quieren conseguir un objetivo. Hay que poner mucho empeño en lo que haces. —Le salió bien la jugada… —Empecé jugando de suplente los primeros amistosos, pero Valdano cada vez me daba más minutos, se dio cuenta que se había equivocado conmigo y ya comencé de titular la primera jornada de Liga y marcando nada más empezar el partido contra el Sevilla. Aquella temporada fui campeón, máximo goleador, mejor jugador extranjero, marqué el gol frente al Deportivo de la Coruña que nos dio el título de Liga… Sin embargo, mi mayor éxito fue darme cuenta de que no hay nada imposible si peleas con ahínco por lo que quieres. La vida te pone dificultad­es y hay que aprovechar esos momentos para tu crecimient­o personal y profesiona­l.

—¿Cómo quedó su relación con Valdano tras aquello?

— Magnífica. La fuimos cimentando con el tiempo tras un inicio complicado. Actualment­e me considero amigo suyo y siempre que voy a España intentamos vernos o comer juntos y recordar viejos tiempos. Yo me siento muy orgulloso de aquella temporada que empezó mal y terminó de la mejor manera posible.

—Usted formó con Amavisca el Comando Resistenci­a

contra la adversidad…

—Sí. El mensaje de Valdano a Emilio fue parecido al mío en verano y eso nos unió mucho a ambos. Desde el punto de vista del coraje y la disciplina éramos muy parecidos y ambos nos rebelamos contra nuestra situación. Aparte de eso, fui su chófer porque él no conducía y pasamos mucho tiempo juntos. Forjamos una gran amistad que luego trasladamo­s a la cancha. Nos entendíamo­s a la perfección. Ambos hicimos cambiar de opinión al entrenador y acabamos marcando un gol cada uno en el partido decisivo que nos dio la Liga.

—También le marcó usted un

hat-trick al Barcelona…

—Viví varias noches mágicas y una de ellas fue esa. Marqué tres y participé en los otros dos. El gol que anotó Luis Enrique fue tras un tiro al palo mío y el último es una asistencia que le di a Amavisca. Fue un día espectacul­ar y cada vez que hay un Clásico la recuerdo porque la gente me manda muchos mensajes. Aún tengo en mi mente la atronadora ovación que me tributó el público del Bernabéu cuando salí del campo faltando diez minutos para el final. —¿Fue más emocionant­e que el gol del título? —No. Ese momento fue más especial. El Madrid venía de dos Ligas perdidas en Tenerife y había cierta psicosis en el último partido. Marcó Amavisca, empató Bebeto y yo hice el 2-1 en el minuto 40 de la segunda parte. Como curiosidad le cuento que fue la única vez en mi vida que me quité la camiseta para celebrar un gol, y marqué más de 300... —¿Qué deseo tiene para el Real Madrid-Sevilla?

—Un empate. El Sevilla lo está pasando mal, la última temporada fue difícil y le vendría bien un punto porque lo necesita mucho. Además, parece que con la llegada de mi antiguo compañero Quique Sánchez Flores está remontando el vuelo. Luego, que el Real Madrid gane la Liga, obviamente.

—¿Cómo cree que debería recibir el público a Ramos? —Como el ídolo que es y ha sido, y con un gran y merecido aplauso por todo lo que entregó al club durante tantos años.

—Si finalmente viene a Madrid a vivir con su familia, ¿será un asiduo del nuevo Bernabéu? —Por supuesto. Además, ese recinto no es un simple estadio, es una catedral del fútbol. Mi sueño es ver al Madrid campeón de Champions junto a mi hijo de 16 años, que también juega al fútbol, y el resto de la familia. Me gustaría trasladarl­es allí mismo a mis hijos todas las emociones que viví en ese campo. Algún día me gustaría ver una final de Champions entre Inter de Milán y Real Madrid… —¿A quién apoyaría?

—Estuve cuatro años en cada sitio, metí más de 140 goles entre ambos y recibí un cariño inmenso en ambas ciudades. Por primera vez en la historia, yo entregaría dos trofeos (risas).

Amavisca

“Ambos nos rebelamos. Y fui su chófer, ya que él no conducía” Resultado

“Deseo que acabe en empate. Y luego, que el Madrid gane la Liga”

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Zamorano besa la Champions que el Madrid levantó en la final de París en 2022.
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Zamorano posa en un acto de promoción de los premios The Best de 2019, en Milán.

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