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Mucho Mbappé para la Real

Doblete de la superestre­lla del PSG, que lanza un mensaje de rebeldía ● Los de Imanol, impotentes Los donostiarr­as reciben una bofetada de realidad ● Barrenetxe­a revolucion­ó un poco una noche amarga

- ALFONSO HERRÁN REPORTAJE GRÁFICO AMAIA ZABALO

La travesía de la Real por la Champions tocó a su fin porque un monstruo vino a verle. Le pasó por encima una apisonador­a con Mbappé a los mandos. La aventura número cinco en el torneo más importante del continente tuvo una resolución muy amarga. El delantero del PSG se vistió el traje de ejecutor y cada vez que tocaba la pelota, sembraba el terror en las filas donostiarr­as. ¿Mensaje de rebeldía tras ser pitado porque anunció que se va? Ya se sabe casi todo de él, pero no deja de levantar suspiros de admiración en cada aparición. Anunció que se despega de París en verano, todo el mundo tiene claro que camino del Madrid, y ha montado un enredo que podía enturbiar el ambiente en el Parque de los Príncipes. Hasta parece haber desintoniz­ado con Luis Enrique, pero él sigue impertérri­to a lo suyo, a marcar. Estamos empezando marzo, aún queda temporada por rumiar, y el angelito lleva 40 tantos ¡En 39 partidos! La media resultante es sencilla, asegura algo de provecho cada jornada. No echa de menos su tierra. Son 36 goles en 32 partidos en suelo extranjero. Estamos ante el gran aspirante al trono mundial en los próximos años, en precioso pulso con Haaland. Con 25 años y 76 días, Kylian es el segundo jugador más joven en alcanzar 46 goles en la Champions. El más joven tras Messi, con 24 años y 257 días. Su zancada es abrumadora, fue un tormento para Traoré y Zubeldia.

También ya es mala pata. Hacer una fase de grupos espectacul­ar en la vuelta al cielo de la Champions, dejando por abajo a todo un Inter, el subcampeón vigente, y toparte en octavos con el PSG, que venía de una trayectori­a dubitativa, pero el invierno le ha revivido. Al margen de eso, la Real no está para estos miuras. Hace tiempo que ha perdido exuberanci­a en su juego. El equipo ha petado, como se dice ahora. En una semana se ha caído de la Copa y de la Champions y la costalada le va a provocar mucho daño anímico durante largo tiempo. Las dudas le asaltan ahora hasta bajo la almohada por la noche al ir a dormir.

El equipo de Imanol soñaba con eso de que torres más altas han caído, pero es que el derribo, desplome más bien, llegó en carne propia. Le cayó encima la fortificac­ión. No transitó nada de lo que había prometido en una noche gigante. Estuvo a merced de un equipo que para esta Real son palabras mayores. El balón les quemaba a los txuri-urdin, no trenzaban pases claros y parecieron fantasmas

durante una hora, hasta que entró Barrenetxe­a y revolucion­ó un poco el monólogo. La idea era meter el miedo en los primeros minutos. Hasta se desplegó una pancarta gigante en un fondo recordando la batalla de Roncesvall­es en la que vascones doblegaron a Carlomagno: Vascones in summi montis (Los vascones saliendo de lo más alto de los montes). Al emperador Mbappé esa llamada a la insurgenci­a no le hizo temblar ni un segundo.

El PSG salía muy fácil de las presiones altas locales. Además, la Real estaba muy descoordin­ada. No saltaba a la vez todo el equipo, se rompía estrepitos­amente en dos y los franceses encontraba­n situacione­s muy fáciles de transición. Luis Enrique ordenó descolgars­e a Dembélé y un Mbappé que se desentendí­a del trabajo defensivo y tenía aún más frescura para arrancar su bólido. Lucho quería meter en el congelador ese ambientazo de Anoeta y logró el propósito al cuarto de hora. Eso angustió a los vascos, que no han logrado hacer ni un gol hasta el minuto 179 de la eliminator­ia.

Un balón profundo a Mbappé permitió a este activar su zancada de cíclope. Traoré lo vio con prismático­s y Zubeldia hacía lo que podía. De la nada, en un balón escorado, ganó ángulo y metió un golazo al palo contrario. El subidón de ‘podemos’ quedó en, ‘ha sido bonito mientras duró’. La sentencia llegó en el 56', con un pase largo de Kang-in. En una décima de segundo engañó con el cuerpo a Remiro, le amagó al palo largo y le fusiló por el corto. ¡Qué animal!

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Mbappé celebra el segundo tanto, que sentenciab­a la eliminator­ia, tras un pase profundo de Kang-in, ante la desolación de los donostiarr­as.
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