El Oporto no pasa la Raya
El portero español clasifica al Arsenal con dos paradas en la tanda de penaltis ● Trossard empató la eliminatoria
Traigan su energía, traigan su ruido y hagámoslo juntos”, afirmó Arteta en la previa del partido y repitió el speaker del Emirates antes de que los protagonistas saltasen al césped. El Arsenal tenía una oportunidad única para alcanzar los cuartos de final por primera vez en 14 años, y no la desaprovechó. El ruido lo aportaron las aficionados, tanto locales como visitantes, abarrotando las gradas del feudo gunner y creando un ambiente propio de las clásicas y especiales noches europeas. La energía la pusieron los futbolistas de ambos conjuntos durante los más de 120 minutos de partido. Y juntos, los gunners, obraron el milagro.
Con la veteranía de los 41 años que marca su documento de identidad, pero la energía de un chaval de 25 años, Pepe, el primer jugador de campo de 41 años o más que juega un partido de la Liga de Campeones, levantó un muro casi infraqueable en el Emirates. Casi, porque una asistencia de Odegaard, y el gol de Trossard en la primera mitad, permitieron a los gunners igualar la eliminatoria. Pero el héroe definitivo sería Raya. La parada del portero español en el cuarto penalti de la tanda para el Oporto.
Empate y locura. El cuadro visitante redujo tantas marchas cuanto pudo al conjunto, pero a quien no pudieron frenar fue al capitán local. Al filo del descanso, el noruego vio un hueco en la zaga visitante que muchos ni siquiera serían capaces de intuir para habilitar al belga y que el belga, con una extraordinaria definición, estrenase el marcador. Estallido del Emirates y eliminatoria empatada con un mundo por delante. El partido se iría hasta la tanda de penaltis. Noruego y español, español y noruego, fueron los héroes de la noche. El primer fallo desde los once metros lo protagonizó Wendell, pero fue una parada del arquero español a Galeno, autor del gol de la ida, la que clasificó al Arsenal a los cuartos de final de la Champions. El Emirates enloquecía y los pupilos de Arteta corrían tras Raya. Noche mágica para él.