Balaídos se abraza al ‘Giraldismo’ ante un Rayo en peligro

El técnico se estrena como local

Vigo se ha contagiado del fervor de la Semana Santa para trasladarlo al plano futbolístico. Hay ligeras diferencias, como que su nuevo mesías luce una brillante calva en lugar de una copiosa melena, pero la fe es idéntica. Balaídos ha pasado de ser ateo a creer de manera incondicional en la palabra de Claudio

Giráldez. Ha nacido el Giraldismo, una nueva forma de entender el fútbol. Tal y como ya demostró durante su estreno en Sevilla, al nuevo entrenador celeste no le importa el rival ni las supuestas jerarquías del vestuario, él apuesta por el juego de ataque y da oportunidades a los más jóvenes.

A pesar de la delicada situación en la tabla, las vacaciones y el mal tiempo, Balaídos congregó a casi siete mil fieles durante el Viernes Santo para escuchar la palabra de Claudio.

Sólo ha necesitado una semana para multiplicar el pan y los peces. El celtismo ha dejado de pasar hambre tras el festín de Sevilla. En Vigo se respira felicidad porque, ahora sí, sienten propio el proyecto. Se ha encontrado la identidad y como dice una persona muy importante dentro del club: “Si hay que bajar, que sea así”.

Eso sí, el árbol de la vida no debe impedir ver el bosque de los suicidas. La victoria del Cádiz ha despertado las urgencias que parecían olvidadas y el partido contra el Rayo es una final adelantada. También para los de Íñigo, que huelen el peligro cada vez más cerca. El triunfo contra el Betis fue un gran alivio, pero toca volver a remar para alejarse de ese tufo a descenso.

Giráldez e Iñigo son de la generación del 88 y ambos quieren liderar la nueva hornada de técnicos con un fútbol de ataque y espectáculo. Que Guardiola les bendiga.