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El tercer gol lo metió Militao

El brasileño regresa 232 días después con ovación

- C. A. FORJANES /

Es un tipo peculiar pero, al mismo tiempo, querido en el vestuario del Real Madrid. El madridismo lo celebró como si hubiera sido el 3-0. El topicazo del ‘fichaje’, pero con un puntito más de verdad. La última vez que el Bernabéu había visto a Militao había sido el 4 de junio de 2023... contra el Athletic. Tanta cábala ha penetrado por fuerza en el cerebro del propio central. “Tenía que ser aquí, tenía que ser en casa y además en un partido en el que jugábamos contra el equipo ante el que me lesioné”, dijo después del encuentro, en RMTV, interpretá­ndolo como un augurio positivo: “Volver contra ellos para mí es una felicidad”.

La alegría de Militao es también el motor de la ilusión para Courtois y Alaba. El Madrid se ha volcado internamen­te en cuidar psicológic­amente al trío y ha sido un reto para todos internamen­te, porque tres roturas de cruzado han sido desconcert­antes hasta para Carlo Ancelotti, un tipo con casi 1.300 partidos a cuestas como entrenador y al que le ha tocado lidiar con todo lo creíble y lo increíble en este mundillo del balompié.

La familia. Éder llevaba desde antes del parón cuidando los detalles, porque decía que se veía listo. Afirmando el tratamient­o, decorando uno de sus muslos con un nuevo retrato familiar y todo mientras su otra familia, la del vestuario, también contaba los minutos para ayer, era el día. “Me he alegrado más de la vuelta de Militao que de mis dos goles”, aseguró Rodrygo. No es postureo. Es mutuo. “Es un grupo… No tengo palabras para hablar de ellos”, les agradecía Militao. “Es un grupo de una grandeza que te apoya y que te ayuda. Entrar y recibir el cariño de ellos para mí es un honor”. Revindicar los cuidados nunca sobra.

Como al Madrid este nuevo bólido para una escudería que se ve capaz del doblete. Sólo queda ver si a Militao le queda algo de carbonilla en las bujías por limpiar y cómo anda de depósito. Para el City está imponente el ‘anti-Haaland’, Rüdiger, pero una ayuda con la sexta marcha que sólo tiene Militao, nunca viene mal.

Feliz “Tenía que volver aquí, en casa y recibir ese cariño es un honor”

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Militao saltó en el minuto 91 al campo y recibió abrazos y hasta el beso en la frente de Bellingham.

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