Azpilicueta, el capitán que llegó tarde

Ave César ha llegado tarde al Atleti. Desde la pretemporada en Segovia no puedo quitarme esa sensación de encima. Que es tarde pero al menos es. El navarro hizo su carrera en Inglaterra y solo llegó cuando el Chelsea lo ha permitido. Qué necesarios son los tipos como él en un vestuario de fútbol.

No lleva brazalete pero es como si no se lo hubiera quitado. Va intrínseco en su piel, como un tatuaje. Hace veinte años que empecé a cubrir la información del Atleti y nunca, en todo este tiempo, vi a un fichaje hacer lo que le vi a él, desde que se enfundó por primera vez la camiseta del Atleti en Los Ángeles de San Rafael. Llamar a todos los canteranos por su nombre de pila, darles tranquilidad, susurrarles en los partidillos que él estaba detrás, que jugaran como sabían, que si se equivocaban, él sería red. Emociona ver a tipos así. Tipos que recuerdan a esos Gabi y Godín en sus modos y valores.

Azpilicueta ha ido de más a menos en el año. Las lesiones, un freno. Pero su cuerpo está a punto para el tramo que cuenta, el de abril a mayo, y en un punto como el de Witsel, que le saca la lengua a la edad del DNI. El partido en Villarreal fue la foto. Si el Atleti ganó fue en parte gracias a él, y no sólo por su pase a Saúl en el gol. Azpilicueta fue carácter, fútbol, liderazgo. Mientras Nahuel languidece, el lateral derecho del Cholo pide a gritos al navarro. En el Chelsea era habitual verle en los partidos de los juveniles para seguirles, dar ánimos, siempre al servicio de los jóvenes. Siempre importante. En el Atleti lo será en este tramo final. Ave César. Se lo leí a Sergio Picos el lunes y solo puedo asentir. Ave César. Nada puede definir mejor a Azpilicueta. Ese capitán que llegó tarde, pero al fin aquí está.