De otro mundo
Van der Poel reedita su corona en la París-Roubaix a lo grande ● Un ataque a 60 km de meta, definitivo
Mathieu van der Poel (29 años) suma y sigue para inscribir su nombre con letras de oro en la historia del ciclismo, especialmente en lo referido a las clásicas y los Monumentos. La calidad le venía de familia (nieto de Raymond Poulidor, hijo de Adrie), pero el astro neerlandés se está empeñando en tener como principal rival a la historia. Por segundo año consecutivo, el del Alpecin se impuso en la París-Roubaix, y no lo hizo de cualquier manera: con un ataque a prácticamente 60 kilómetros de meta, igualando el récord de victorias en solitario desde más lejos en la carrera (Andrei Tchmil, 1994).
Su movimiento llegó en el tramo adoquinado de Beuvry-la-Foret a Orchies, ni mucho menos de los más duros de los 29 pasos sobre el pavés, pero siendo el más fuerte... te da igual el dónde y el cómo, porque nadie te va a seguir. Y así fue. Lo intentó Mads Pedersen, posiblemente el más combativo, pero el Alpecin estuvo inconmensurable. ¡Y Philipsen segundo! Es decir, como en 2023, doblete del Alpecin, con los mismos corredores y repitiendo el orden. Pedersen cerró el podio.
Tras casi 100 km recorridos, ahora sí, llegaba el primer tramo adoquinado, con Trek y Alpecin siendo los que controlaban. Lo esperado. Sin embargo, hubo un factor que en tramos fue más decisivo que las piedras: el viento. Cortes, abanicos y grupo roto. Y en este corte quedaron fuera, todavía muy lejos de los sectores decisivos, los dos españoles presentes en la carrera, Iván García Cortina y Oier Lazkano, ambos del Movistar. En un día en el que apuntaban a volver a dejarse ver como en Flandes, la carrera no salió como esperaban. Este corte sí le pudo recortar el corpulento talento joven del Ineos, Joshua Tarling... pero de forma ilegal. Ayudado por el coche del equipo, los jueces tomaron nota y lo descalificaron casi al momento.
A 96 km del desenlace llegó uno de los momentos más esperados con la novedosa chicane antes de la entrada al Arenberg para reducir de esta forma la velocidad en la entrada a ese complejo sector. Sin mayores incidencias, los corredores pasaron este punto bien colocados y así entraron al famoso bosque, uno de los tramos más duros de este Monumento. Aquí llegó ya el primer aviso de Van der Poel, algo que kilómetros después repetiría, esta vez de manera definitiva, en Orchies. Antes, nueva intentona de rivales, ahora con Kung, Politt y Vermeersch (compañero de Van der Poel) por delante.
El Trek lo evitó... llevando también a Van der Poel para adelante. O lo que era lo mismo: casi al matadero. Tal vez tampoco tenían otra opción. Llegó el segundo y definitivo ataque del maillot arcoíris. Era el movimiento ganador.
Quedaban dos de los tramos más duros como Mons-en-Pevele y el Carrefour de l’Arbre, pero la renta no parada de subir, llegando hasta los tres minutos. Tiempo para disfrutar en el velódromo y otra brillante conquista de Van der Poel, que ganó el Tour de Flandes siete días antes. Un doblete que logró Fabian Cancellara por última vez en 2013. “Quería lucir el maillot arcoíris de una bonita manera”, dijo en meta el flamante triunfador. Y vaya si lo hizo.