Teresa Perales, pendiente de una reclasificación
Reclama volver a la categoría S2, tras ponerla con nadadoras con menos discapacidad
■ El último reto de Teresa Perales no salpica sólo a las piscinas. Va más allá. La nadadora paralímpica consiguió su medalla número 27 en los Juegos de Tokio (bronce en los 50 metros espalda S5), pero su luxación en el hombro izquierdo le obligó a pasar por el quirófano y aprender a nadar con un solo brazo. Fue reclasificada a la clase S2, pero en el examen previo a las Series Mundiales de Melbourne decidieron subirla a la categoría S3, con rivales con un menor grado de discapacidad. “Al volver estaba muy descolocada y hecha polvo. No había vivido en mi carrera un momento así”, admitió Teresa, que decidió pelearlo junto al Comité Paralímpico Español: “Presentamos una apelación ante el BAC, el tribunal del IPC, y lo aceptaron a los cuatro días. Hemos llegado a un acuerdo amistoso para no ir a juicio y el mismo World Paraswimming es quien presenta la protesta que ellos mismos me denegaron en su momento en Melbourne. Vamos a cruzar los dedos para que salga bien y sea un S2. Me vuelven a clasificar este jueves por los Europeos de Madeira”. La aragonesa es optimista.
“Con esta posibilidad que se abre de que me vuelvan a clasificar en la categoría que me corresponde y que es en la que estaba desde el año pasado me hace volver a tener opciones de podio. De un plumazo se me había ido la esperanza”, aseguró Teresa, que la ha recuperado: “Llevamos los informes. Me he tenido que hacer nuevas pruebas médicas. Te valoran la parte médica y cómo te desenvuelves en tu medio funcionalmente”. La penalizó adaptarse a su nueva discapacidad: “Me he acostumbrado a nadar solo con un brazo antes que alguien a quien le pilla de nuevas todo y eso no se tenía en cuenta”. La Sirenita tiene a tiro, a un metal, el récord del Tiburón Phelps. Teresa no se arruga: “Lo voy a intentar con toda mi alma”. Sus retos no terminan ahí. “Quiero llegar a la medalla cien entre Juegos Paralímpicos, Mundiales y Europeos… ¡Tengo 90!”, bromeó con esa sonrisa que invita a la esperanza: “He entrenado como una loca”.