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La vida sin Nadal

La afluencia de público y el fervor caen tras el adiós del balear, quien había disparado la venta de entradas

- IVÁN MOLERO /

Con tres victorias cada uno, Manuel Orantes, Mats Wilander y Roy Emerson se repartían la historia del Trofeo Conde de Godó cuando al doblar sus bodas de oro, en 2003, irrumpió un ciclón de 16 años llamado Rafa Nadal. 72 partidos, 17 participac­iones y 12 títulos después, tras su despedida el miércoles ante Álex de Miñaur, el manacorí ya se eleva a la categoría de mito del torneo, del Real Club de Tenis Barcelona y, por supuesto, de la pista central a la que da nombre. Allí se proclamará el domingo un campeón inédito para un ATP 500 que, en su 71ª edición, cierra salvo sorpresa mayúscula su era más longeva.

Eliminado Nadal, y con Carlos Alcaraz convalecie­nte de una dolencia en el antebrazo derecho, sólo tres ganadores siguen oficialmen­te en activo y ninguno concurre. Estuvo invitado por la organizaci­ón Kei Nishikori, vencedor en 2014 y 2015, pero cayó a última hora por lesión. Tampoco participa Dominic Thiem, que lo conquistó en 2019. Y muy lejos queda el ganador de 2010, un Fernando

Verdasco que sobre el papel no se ha retirado (ocupa el puesto 779 del ránking ATP a sus 40 años) pero al que hace pocas semanas se vio entrenando al joven Abdullah Shelbayh en el Challenger de Girona.

Pero no sólo deportivam­ente vivirá el Barcelona Open una nueva era. También estructura­lmente. Nadal era la gallina de los huevos de oro. Sin ir más lejos, para esta edición el gran pico en la venta de entradas se experiment­ó, por encima de la supuesta presencia de Alcaraz, cuando en diciembre el balear dejó caer en las redes sociales que volvería a competir en enero. Ni siquiera anunciaba que estaría en el Godó, pero ya fue suficiente para que nadie quisiera perderse un supuesto último baile.

Y acertaron los compradore­s, que ayer, primer día post-Nadal, dejaban la pista central a medio llenar. Igual que lo estaban la sala de prensa, otrora atiborrada, o el pasillo más próximo a la zona reservada para los jugadores, que en las jornadas anteriores se había convertido en un continuo maremagnum de curiosos a la caza de autógrafos.

Las entradas, de hecho, representa­n un 20 por ciento de los ingresos del torneo, que este año espera facturar 15 millones, uno más que en 2023, entonces con Alcaraz pero sin Nadal, fruto principalm­ente del 60 por ciento que aportan su treintena de patrocinad­ores. El Real Club de Tenis Barcelona no se ha limitado a esperar que llegara este momento crítico. En lo tenístico, hace años que procura la participac­ión de cinco de los diez mejores del momento. Y en lo logístico, la inversión está siendo enorme en digitaliza­ción y sostenibil­idad, como en la reutilizac­ión del agua de los vestuarios en el riego de las pistas. 600 empleos directos e indirectos, y 55 millones de retorno a la ciudad de Barcelona que esperan mantener en 2025. Sin Nadal.

Un imán De los 15 millones en ingresos, el 20% son tickets y 60% patrocinio­s

 ?? ?? La grada de la pista central del Godó despide a Rafa Nadal, que salvo sorpresa cierra una era de 17 participac­iones y 12 títulos.
La grada de la pista central del Godó despide a Rafa Nadal, que salvo sorpresa cierra una era de 17 participac­iones y 12 títulos.

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