Mucho Escarabajo se esconde en el Beetle
CONTEMPLA EL BEETLE GRIS PLATINO 1.4. Posiblemente, en 40 años, este modelo llegará a costar 300.000 euros. La pregunta es a cuánto podría llegar entonces el flamante Escarabajo que ves enfrente, si le siguiéramos la pista otras tres décadas. Es un modelo Cabriolet 1303 que, a finales de 1970, costaba en Alemania 14.400 marcos ( 7.500 euros al cambio) y hoy, con una restauración de primera categoría, se ofrecen por casi 90.000 euros. Esto quiere decir que el precio se ha multiplicado por 12. Y es que, especialmente los modelos acabados en 03 están siendo cada vez más requeridos (y cotizados) en el mercado de clásicos. ¿Seguirá sus pasos el Escarabajo actual o, mejor dicho, el Beetle? Esto ya es especular, pero lo cierto es que, si los comparamos, el modelo nuevo se mantiene bastante fiel a las líneas originales. Las aletas abombadas le dan ese aire de familia inconfundible al lateral, el capó es casi tan curvo como el del clásico. Incluso las capotas, descubiertas, tienen semejanzas. Hay que aplaudir aquí, sin duda, la excelente reinterpretación de los diseñadores de la marca, respetando las claves del lenguaje clásico.
Pero no se puede decir lo mismo cuando los ponemos en marcha: aquí cambian radicalmente. Y es que el 1303 de 50 CV lleva el motor detrás, con un reparto de pesos muy poco equilibrado que hace que tengas que
dar las curvas con tiento, especialmente en mojado, si no quieres sorpresas indeseadas en el eje trasero. Y a partir de los 100 km/h el traqueteo del motor es ensordecedor. Mientras que su nieto, con 100 CV más, se limita a rodar en absoluto relax. Tiene un motor silencioso, un chasis equilibrado, una tracción delantera eficaz, unos frenos potentes y duraderos... En definitiva: el Beetle garantiza viajes confortables y más ahorradores, porque el 1303 usa aquel conocido carburador Solex 34, mientras que el TSI dosifica el combustible con su sistema de inyección directa, optimizando y reduciendo, claro está, el consumo. KO técnico, por tanto, para el más anciano.
Pero claro, el viejo hippie tiene algo que no atesora aún su nieto: el espíritu indomable...