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De lo bueno, lo mejor: Aston Martin DB11, Honda NSX, Lamborghin­i Huracán Performant­e. casi 2.000 CV juntos

Aquí tienes 28 cilindros y 1.829 CV. Nuestro redactor llega a los niveles más altos de pasión, potencia y lujo en esta comparativ­a repleta de sensacione­s

- @ AutoBildSp­ain ANDREAS MAY

IMAGINA LOS ENTRENAMIE­N

TOS DIARIOS donde practicas tu regate de moda para escaparte por la banda izquierda, imagina a tus fans decorando sus carpetas con tus fotos y, sobre todo y ante todo, imagina que puedes permitirte uno de los tres coches que ves en las fotos.

A mí no se me daba mal el fútbol de pequeño. Llegué a jugar en categorías inferiores. Pero claro, llegaron la adolescenc­ia y las chicas... Y cambiaron mis prioridade­s. Pero tengo que decirte que hoy puedo sentir

me como si fuera un futbolista. Al menos, durante un rato. Voy a ponerme al volante de deportivos que a Cristiano Ronaldo le encantaría tener en su garaje.

Pero vayamos ya a los coches, no te voy a hacer sufrir más. Empecemos por el Lamborghin­i Huracán Performant­e. Es, para que te hagas una idea, algo así como un ciclón sobre ruedas. Porque cuando elevo la tapa roja de la consola central y presiono el botón de encendido la sensación es que tengo tras de mí a mil >>

hooligans gritando al unísono. El estruendo proviene de un motor de 5,2 litros con 10 cilindros, que en-

trega unos demoledore­s 640 CV. ¿Lo mejor? Es atmosféric­o, un tipo auténtico, de los que casi no quedan, sin el apoyo artificial del turbo. La música que sale por sus dos enormes tubos de escape es melodía sin artificios. Por cierto, deben estar escuchándo­la también en un par de kilómetros a la redonda.

Llegados a este punto, debo disculparm­e con mi jefe. No quería que nada rompiera este momento de disfrute. Este concierto sin igual. De modo que he puesto mi teléfono en modo avión. Seguro que me echa la bronca cuando lo vuelva a encender, pero qué se le va a hacer... Merece la pena una pequeña reprimenda a cambio de tanto gozo. ¡Piso a fondo!

Unos segundos antes estaba alucinando con su carrocería, dando vueltas alrededor del Lambo con la excitación de un niño. El espoiler delantero es tan bajo que da la impresión de que en cualquier momento va a rozar con el asfalto. La zaga es imponente. En su enorme alerón puedes apoyar una copa de vino sin problemas. He visto barras de bar mucho más pequeñas.

Pero pasemos a las otras dos esculturas rodantes, el Aston Martin DB11 y el Honda NSX. Primero el británico, tiene un motor de 5,2 litros, con 12 cilindros y dos turbos. Pero aunque estos datos abrumen, no es un torbellino como el Lambo. Digamos que el Huracán es heavy

metal y el Aston Martin suena como una orquesta sinfónica. Pura armonía. No me atrevo a decir cuál de los dos deleita más mis tímpanos.

¿Y qué pasa con el Honda NSX? Pues es muy probable que, si un día quieres fardar con tu vecino de este deportivo de unos 185.000 euros y enciendes su motor de seis cilindros en el jardín, es posible que él saque su sierra eléctrica para demostrar que puede hacer más ruido todavía. El deportivo japonés es un coche más silencioso que sus rivales pero es un deportivo que enamora desde el primer vistazo.

Debajo del capó tiene un motor biturbo de solo seis cilindros en V y 3,5 litros. ¿Ya está? Noooo. Hay mucho más. En el eje delantero, otros dos motores eléctricos con 35 CV. Y el V6 va apoyado por otro motor eléctrico de 48 CV. Resultado: 581 CV que están ahí desde el principio, con un empuje brutal. Puedes estirarlo hasta las 7.500 vueltas con su cambio de doble embrague y nueve relaciones, que inserta cada marcha de forma impecable. Aunque tiene tracción a los dos ejes, se conduce como un superdepor­tivo de propulsión trasera. Permite deslizar la zaga, pero nunca

Tres deportivos diferentes: el Aston es el elegante y el Lambo, un tipo duro. El Honda, con sus cuatro motores, es el más original

se desmelena. Siempre lo tienes bajo control. Te seré sincero, este deportivo rojo es tan fácil de llevar que podrías sentar a un mono en el asiento del conductor y rodaría rápido en un circuito sin problemas.

Volvamos al Huracán Performant­e. La sonoridad de su nombre es tan apetitosa como un plato de espaguetis lleno de queso parmesano. ¡Pero ojo! No comas demasiado, que si echas un par de kilos tal vez no puedas encajarte en sus bacquets. Están forrados en Alcantara y su aspec-

to es realmente espectacul­ar. Pero subirte y volver a bajarte de ellos es una operación que requiere mucho esfuerzo... Y estar tan en forma como si fueras un futbolista de Primera División.

Volvemos al momento en el que me había quedado antes: pisando el pedal del acelerador a fondo en este Lambo. Pero deja que te hable de tres letras: ALA. Significan Active Lam

borghini Aerodynami­cs. Unas palabras tras las que se esconde un espoiler regulable ( ese alerón en formato barra de bar), más par motor y 40 kilos menos de peso que el Huracán normal.

Como decía, había pisado el acelerador a fondo. La fuerza centrífuga pega (literalmen­te) mi cuerpo al respaldo. Una sonrisa invade mi cara tras solo tres segundos: los que ha necesitado para ponerse a 100 km/h. Barra libre de potencia y barra libre de sensacione­s extremas. Tras nueve segundos, mi sonrisa a duplicado su tamaño: ya voy a 200 km/h. Este coche italiano parece no tener fin.

Decido abandonar el circuito y tomar una carretera de montaña. El empuje es tan brutal que no las tengo todas conmigo. Pero este torbellino verde toma las curvas con sorprenden­te facilidad, su electrónic­a cierra en milisegund­os las diversas aperturas del espoiler delantero y

ajusta el alerón trasero, incluso en un solo lado para incrementa­r la carga sobre la rueda del interior de la curva y pegar, aún más, el coche al asfalto. ¡Adoro Italia! Aunque en fútbol no siempre juguéis limpio, un espectácul­o como este lo compensa con creces.

Pero no es perfecto, llego a un tramo con el asfalto tan cuarteado como la piel de Keith Richards. Noto cada irregulari­dad y bache desde el coxis hasta la cabeza. Este Lambo, cuando quiere, te hace sufrir. Y de qué manera. Vuelvo al punto de partida. Me bajo del coche con la sensación de que me han dado una paliza. Madre mía, ¿es obligatori­o sufrir tanto para disfrutar de un deportivo celestial?

Pues no. Eso lo demuestra muy bien el Aston Martin DB11. Es el único de este trío, por cierto, que tiene dos plazas detrás. Solo para uso de emergencia, claro. Si eres adulto, mejor no lo intentes y aprovecha ese espacio para el maletín.

Este sex symbol británico aparece de blanco inmaculado, con curvas sinuosas y pocas aristas. Mi corazón late como el de un portero frente a un penalty en los últimos minutos de una final del Mundial de fútbol. En detalles, pocos superan al Aston. ¿O quién si no iba a montar salidas de aire detrás para canalizar el aire del pilar C que circula por encima del maletero y proporcion­a más presión y, por tanto, agarre al asfalto? ¿Quién? Pues sí, los ingleses.

No pienses que en Aston Martin pretenden que su bólido reviente el crono en circuito o que supere a sus dos rivales. Para nada, ni siquiera lo buscan. Selecciono el modo Sport y la instrument­ación central tras el vo- lante se tiñe de rojo fuego. El motor ya está rugiendo con sus 700 Nm de par desde solo 1.500 vueltas. Pero su hábitat son las calzadas amplias. No es un devoracurv­as como el Lambo y el Honda. Para empezar, porque con sus 1.915 kilos pesa media tonelada más que el Huracán y 150 más que el NSX y eso que el japonés tiene cuatro motores. Pero sales a la carretera y todo te parece que está realizado con un tacto exquisito. Porque este DB11 te genera unas ganas irresistib­les de pasar muchas horas con él en una autovía con sus altas dosis de confort y suavidad mecánica. Sin duda, es el mejor coche para hacer un viaje de 5.000 kilómetros al más puro estilo de James Bond.

Termino mi encuentro con estas tres joyas. Son deportivos de alto rendimient­o con filosofías muy diferentes. Lo mejor de cada casa con personalid­ad propia. Me da una pena horrible despedirme de ellos. He pasado uno de los mejores momentos de mi vida, así que pienso: ¿Por qué diablos dejé de jugar al fútbol cuando terminé el colegio?

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de los Mercedes
12 cilindros con dos turbos. ¿Y el sonido?
Resulta delicioso ¡Aston Martin tiene un nuevo modelo! Después de 13 años,
el DB11 sustituye al DB9. ¿Por qué hemos tenido que esperar tanto?...
Salpicader­o del DB11: el navegador lo conocemos de los Mercedes 12 cilindros con dos turbos. ¿Y el sonido? Resulta delicioso ¡Aston Martin tiene un nuevo modelo! Después de 13 años, el DB11 sustituye al DB9. ¿Por qué hemos tenido que esperar tanto?...
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¿Confort? Aquí queda en un segundo plano
Todo es masivo en el Lambo: las levas, las ruedas de 20 pulgadas con gomas de 305 detrás y las salidas de escape Son tan incómodos como parecen: en el Lambo se pilota. ¿Confort? Aquí queda en un segundo plano
 ??  ?? Verde, blanco, rojo. Como hemos probado estos deportivos en Italia, este es nuestro homenaje a la bandera tricolor
Verde, blanco, rojo. Como hemos probado estos deportivos en Italia, este es nuestro homenaje a la bandera tricolor
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km/h en 2,8 segundos
Un coche como una moto, pero con cuatro ruedas. El Lambo se pega al asfalto y pasa de 0 a 100 km/h en 2,8 segundos
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Aguijón verde: el Lambo Huracán Performant­e tiene mucho motor y más alerón
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Bajo esas curvas tan sexys hay un motor V6 biturbo de 3,5 litros y tres motores eléctricos Los asientos son muy buenos... pero no me convence su aspecto a primera vista Un interior con mucho plástico. Por favor, Honda ¡un poco más de amor!

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