La genial creación de un genio
Este deportivo es extremo desde cualquier ángulo: Ligero, veloz, afilado... ¿Y con motor Ford?
Un proyecto de
cientos de millones, que no pretende sacar beneficios. Bien por Dallara, que se lo puede permitir. El Stradale corona la obra vital de su creador y se
enfrenta sobrado de argumentos a Ferrari y compañía.
ESTE BIPLAZA SE LLAMA DALLARA STRADALE. Toma el nombre del fundador de la firma, Giampaolo Dallara, de 81 años. Y Stradale, porque se trata de la primera creación para carretera ( stradale en italiano) del veterano maestro. En su variante básica, Barchetta, cuesta 184.450 euros. Y equipado con todo, incluidas las puertas basculantes (7.300 euros), alcanza los 221.340. Si quieres añadir el techo, 7.700 euros extra, y también hay que rascarse el bolsillo para poner el parabrisas, que implica pagar la módica cantidad de 16.600 euros. Eso sí, incluye los limpias y el climatizador. Todo un gesto... Que es un modelo muy particular también lo demuestra el hecho de que los primeros ejemplares fueron a parar, en noviembre de 2017, a clientes tan ilustres como el expiloto de Fórmula 1 Jean Alesi, o los dueños de la dinastía Barilla (la marca de pasta, sí).
A primera vista, este biplaza de 1,04 metros de alto parece el típico roadster radical diseñado para los adictos al circuito. Pero al verlo con calma llegan las sorpresas: por ejemplo, cuando descubres que solo pesa 910 kilos, incluidos los líquidos refrigerantes, el aceite del motor y la gasolina; que es capaz de repartir 820 kilos presión en los dos ejes a elevadas velocidades; o de generar aceleraciones transversales de 2 G. Algo que no logra ni un Ferrari.
Este bólido de carbono, diseñado por Lowie Vermeersch y Giovanni Piccardo, es una obra de arte de la aerodinámica. Su secreto son dos canales independientes. Uno conduce el aire para refrigerar el turbo y los frenos; el otro recorre los laterales, hasta llegar al motor, situado en posición central. Ambos logran un efecto aerodinámico, que pega el coche al asfalto.
Para motorizarlo, Dallara llamó, entre otros, a las puertas de Alfa y Au- di, aunque finalmente se decidió por un sencillo cuatro cilindros de Ford, con 2,3 litros de cilindrada, 400 CV de potencia y 500 Nm de par máximo. También la caja manual de seis velocidades proviene de Ford. Si lo prefieres, tienes un cambio de doble embrague que, eso sí, añade 40 kilos a la báscula. La carrocería monocasco y el chasis están hechos en sus propias instalaciones cerca de Bolonia, donde se añaden también el armazón de aluminio, la suspensión de doble triángulo, los frenos Brembo, la dirección sin asistencia eléctrica y el bloque motor. La marca planea llegar a una producción de cinco unidades por mes. En cinco años, los italianos quieren fabricar 600 Stradale, de los cuales 120 ya están vendidos. Para las reparaciones o el mantenimiento, en caso de necesidad, los mecánicos volarán directamente desde Italia.
“El Stradale no es precisamente un negocio para forrarse”, me dice Dallara, y encoge los hombros: “Pero yo llevo soñando toda mi vida con un coche así y he cumplido ese sueño. Es un coche para devorar el asfalto y sentir la dolce vita, por supuesto, pero adaptado a los nuevos tiempos, porque cuenta con filtro de partículas y certificado Euro 6”.
El Dallara Stradale acelera de 0 a 100 km/h en 3,25 segundos, alcanza los 280 km/h y frena desde los 100 km/h en 31 metros. “En un principio, me había planteado una máquina más radical sin ABS ni ESP”, me dice el padre del Miura . “Pero con el tremendo potencial de este coche sería una irresponsabilidad prescindir de esos elementos de seguridad. Quien quiera, eso sí, puede probar la versión de competición que estamos proyectando”. Si lo dice el Sr. Dallara, habrá que creerle...