Muy cerca de las personas
En Münster ( Alemania), se fabrican unos' dummies' para ' crash- test' que se parecen más al cuerpo humano que ningún otro. Con ellos, los accidentes se pueden reconstruir mejor
LO ÚNICO QUE NO PUEDE HA
CER 1376/ A10- 9 es gritar cuando le duele algo. Este
dummy de nombre críptico soporta estoico la herida abierta en su brazo, sin el mínimo murmullo de queja. Un coche lo ha arrollado a 70 km/h. Y ahora, su radio (hueso del antebrazo) sobresale por su piel de látex.
Los dummies normales solo aportan registros para comprobar la fuerza que se ejerce sobre ellos en un accidente concreto. Pero estos, denominados Biofidel, pueden recrear movimientos humanos, romperse los huesos o un ligamento cruzado, rasgarse la piel, dañarse las vértebras o incluso sufrir un traumatismo cervical.
Es decir, se parecen más a las personas reales que el resto de los dummies para crash
test. ¡Pero bueno, muñeco! ¡Tu cara es como la de un villano de peli, y bajo tu piel gomosa parece que te hubieran construido en el laboratorio de Frankenstein! Tal vez no sea ninguna coincidencia que el lugar de nacimiento de este super
dummy (un hangar de unos 30 m de largo en una zona industrial de Münster, Alemania) se llame Dummy Labor. Aquí, la fir19 OCTUBRE 2018
ma CTS (Crash Test Service) realiza pruebas de colisión según las normas internacionales. A veces, vienen expertos (e incluso, juristas) para reconstruir de primera mano accidentes con daños personales. CTS ya ha creado 40 de estas víctimas artificiales. No solo de acero y plástico, sino con materiales que representan mejor las partes del cuerpo: la estructura de los huesos es de una mezcla de resina epoxi con polvo de aluminio, para que el dummy Biofidel, tras una colisión, incluso pueda ser radiografiado (en una clínica equina cercana).
La silicona simula el tejido humano. Incluso la espina dorsal está compuesta de discos independientes dispuestos a modo de vértebras. Por supuesto, lleva articulaciones, que suelen ser las más vulnerables a los impactos en un accidente. "Todo esto es fruto de la colaboración con el hospital Charité, en Berlín", me aclara Gerrit Reglitz, de CTS. "Somos capaces de construir estos dummies con las especificaciones y medidas exactas de una víctima real".
CTS no solo vende estos semihumanos por unos 20.000 euros. También los alquilan (1.900 al día) y los reparan. La operación de una pierna rota, por ejemplo, cuesta en torno a los 3.500 euros. Una puesta a punto completa son 9.500.
Los dummies Biofidel están preparados tanto para reconstruir accidentes con coches como para hacer lo propio cuando hay bicicletas y camiones implicados. Pero aún no se han constituido en una organización oficial de pruebas de crash test, como lo es EuroNCAP. "Con nuestros dum-
mies, las estrellas concedidas a un modelo podrían resultar muy distintas", advierte Reglitz.
En el futuro, cuando lleguen al mercado los coches autónomos, estos muñecos podrían ser imprescindibles: "Como los ocupantes ya no irán concentrados tras el volante, viajarán en posturas y condiciones muy diferentes a las actuales", comenta. Y los Biofidel ya están listos para simularlas todas con fidelidad.
Por el momento, ningún fabricante de coches les ha pedido dummy Biofidel. Tal vez, como opina Reglitz, "los resultados sean demasiado rea
les para ellos". Todo lo que sirva para aumentar la seguridad del tráfico es bienvenido. Organizaciones como EuroNCAP deberían contratar estos 'dummies' para 'crash-test'. Y también las marcas de coches, para sus pruebas de colisión al desarrollar un modelo.
En cuanto llegue la conducción autónoma en el futuro, 'dummies' inteligentes como estos serán necesarios" G. Reglitz, de CTS Un poco como Frankenstein: Tim Haarmann monta una mano. En las estanterías: imitaciones de vértebras, articulaciones y huesos. En otra estancia, los 'dummies' son recubiertos con látex, para aumentar su capacidad de deslizamiento y recrear piel real