¿Electrici... qué? El nuevo Ferrari F8 Tributo es uno de los ‘ultimos guerreros’, gracias a un motor de 8 cilindros en V. ¡Viva la gasolina!...
El nuevo Ferrari F8 Tributo es la última evolución de un concepto que jamás debería desaparecer. ¡Un homenaje a toda una saga de deportivos puros!
CORRÍA EL AÑO 1970 CUANDO FERRARI PRESENTÓ su primera berlinetta con el motor V8 en posición central trasera. El Ferrari 308 llegó como un modelo de acceso a la gama, para ampliar negocio y ofrecer a sus clientes un vehículo enfocado a la deportividad y las sensaciones. Más ligero, espartano y radical. Un concepto que ha llegado hasta nuestros días, creando una de las gamas de deportivos más deseada a lo largo y ancho del planeta.
Y el encargado de dar continuidad a esta saga es el Ferrari F8 Tributo. F8, de Ferrari con 8 cilindros; Tributo, por lo que representa: todo un homenaje a una manera de entender la máxima deportividad sobre cuatro ruedas.
Por mucho que digan que no, el F8 Tributo representa un punto de inflexión, un impasse en el futuro de la marca. La evolución hacia la electricidad y la tecnología. Un coche que marcará un antes y un después. Basado en el 488 GTB, que a su vez ya era un restyling del
458 Italia, el F8 no
El F8 Tributo representa un punto de inflexión en la marca italiana... ¡Hacia lo eléctrico!
aporta grandísimas novedades, a diferencia de su hermano mayor, el SF90 Stradale, la otra mitad del punto de inflexión. Toma un motor glorioso y que se ha convertido en uno de los motores más galardonados de la historia, un chasis fabuloso convenientemente mejorado a todos los niveles y una carga tecnológica que también evoluciona. Actualiza ligeramente el interior et voilà. La magia está hecha.
El objetivo de Ferrari se antoja casi imposible: mejorar el refinamiento del 488 GTB en carretera y mejorar (o al menos igualar) el comporta- >>
miento dinámico del 488 Pista en circuito. Lo mejor de dos mundos. Para ello, Ferrari ha tomado el motor V8 biturbo de 3,9 litros y lo ha modificado convenientemente para alcanzar los 720 CV y 770 Nm a 3.250 vueltas, mejorando la eficiencia para poder ser homologado acorde a las restrictivas normativas medioambientales.
El motor es una bomba deliciosa. En Ferrari se han obsesionado con eliminar cualquier rastro del lag de los turbos. Y lo han conseguido. Pero la manera de entregar la potencia es tan salvaje, en cualquier régimen de vueltas, que puede llegar a asustar. Pero, a la vez, puede ser tan dócil como el gatito de tu anciana vecina. En ciudad es capaz de rodar a 50 km/h en séptima, consiguiendo un gran confort y refinamiento.
Aquí la puesta a punto del conjunto también ayuda. Es un coche que siempre se siente firme, pero mucho menos dramático que su primo radical, el Pista. Puedes viajar con él sin problema, mantener una agradable conversación o escuchar tu música favorita. El único pero en este sentido es una tapa del motor de Lexán (resina de policarbonato), que ahorra peso, pero perjudica algo la visibilidad trasera. Con el F8 puedes ir tan tranquilo que llegas a olvidar su verdadero potencial. Toca girar el Manettino a la posición RACE, colocar la transmisión en modo manual y prepararte para un vendaval de sensaciones. En carretera abierta es imposible sacar el potencial del coche, y menos aún en las estrechas carreteras italianas, llenas de ciclistas y de amas de casa con sus flamantes Panda 4x4.
Por eso acudo al Circuito de Fiorano, la pista de pruebas de Ferrari, la casa de cualquier deportivo del Cavallino. Aquí es donde la bomba explota.
El arsenal de tecnología perfectamente camuflada te permite emular a Vettel o Leclerc probando aquí sus monoplazas. Es un coche que te da confianza en todo momento. Frenos, dirección, transmisión: todo resulta ultra preciso y ultra rápido. Completo un giro tras otro, la sonrisa cada vez es mayor y el sudor lucha por sobrepasar los límites del casco. Recta tras recta, curva tras curva, el Ferrari F8 Tributo te muestra la herencia más gloriosa de los coches deportivos. La estirpe de Maranello.
Creo que nunca cuatro vueltas en Fiorano pasaron tan deprisa. No por el tiempo que conseguí, sino porque casi sin esperarlo ya vi la señal que me obligaba a volver a boxes. Me querían separar de algo que ya formaba parte de mí, de un coche que consigue enchufarte de una manera difícil de narrar con palabras. Ferrari va a cambiar mucho en los próximos años y solo espero una cosa: que no cambien la manera de hacer feliz a la gente. Deben respetar la herencia para mirar al futuro con la confianza de poder seguir emocionando al volante. Suerte en la tarea, no os lo van a poner fácil.