Audi Q8 46 TDI: un diésel de 231 CV con etiqueta ECO. Los tiempos cambian
Quién dijo que un enorme SUV de 2,2 toneladas, con motor diésel y casi cinco metros de longitud no podía ser eficiente. El Audi Q8 45 TDI lo demuestra y por eso exhibe la pegatina verde y azul de la DGT
NO TE DAS CUENTA DE LAS VERDADERAS COTAS DEL Audi Q8 hasta que intentas meterlo en tu garaje por primera vez. Sudas tinta... Mientras llegas, sólo notas que se mueve de una forma ágil y sencilla incluso entre el tráfico urbano, pero las sensaciones engañan: con 4,98 metros de longitud, el último 'Q' en aterrizar en el mercado se coloca muy cerca del Q7, que mide 5,05 metros y eso es mucho. Sus rivales, sin embargo, van a ser productos como el BMW X6, el Maserati Levante o el Mercedes GLE Coupé. Una de las armas para vencerles reside en el diseño: el Q8 tiene un enorme poder de atracción y de eso te das cuenta por la cantidad de miradas que es capaz de acaparar a su paso. Su frontal es muy poderoso, dominado por una parrilla Singleframe tridimensional enorme. Delante tengo que destacar el sistema de faros HD Matrix LED (cuesta 2.145 euros). Es caro, pero he tenido la oportunidad de probarlo a fondo durante varios días y es muy recomendable, por lo bien que trabaja (son 24 diodos individuales con los que puedes llevar las luces de carretera continuamente conectadas sin deslumbrar al tráfico del sentido contrario). En la parte trasera, la caída del techo es muy pronunciada (no afecta al interior) y el protagonismo se lo lleva la banda de luz que une los pilotos y que es herencia directa del A7. Del exterior sólo me queda destacar las llantas de 22 pulgadas opcionales que monta esta unidad y que suponen un sobrecoste de 5.400 euros. Son espectaculares, pero, como luego te contaré, interfieren en la comodidad una vez te has puesto en marcha.
Salto al interior. El Audi Q8 es uno de los modelos más futuristas que te puedes encontrar ahora mismo. Todo está dominado por la era digital, desde el Virtual Cockpit, que puedes personalizar para recibir la información como más te apetezca, hasta las dos enormes pantallas de la consola central del sistema MMI touch response (son táctiles y desde ellas puedes manejar todas las funciones de infoentretenimiento y climatización). La calidad está fuera de toda duda. No hay zona del interior en
la que deposites la vista y no encuentres terminaciones y acabados de una gran factura. La posición al volante es muy buena, con unos asientos que te abrazan de una forma perfecta y que, si te rascas un poco el bolsillo, podrán ofrecerte un masaje mientras llegas a casa (también pueden ser calefactados y refrigerados por un coste extra).
El TDI más modesto es suficiente
¿Amplitud? De sobra, tanto delante como detrás. En la segunda fila, y gracias a sus tres metros de batalla, hay mucho espacio para las piernas y para la cabeza. También para los hombros. Los respaldos están bien conformados y sólo la plaza central se me antoja más incómoda por tener que salvar el sobredimensionado túnel central de transmisión (algo muy habitual en su segmento). Por cierto, en opción puedes elegir el climatizador de cuatro zonas, que también incluye calefacción de asientos en las plazas traseras por algo más de 1.000 euros.
Toca hablar del motor. Mi unidad de pruebas se ayuda del bloque TDI más pequeño para moverse, un V6 sobrealimentado con sólo 231 CV, que se asocia a un cambio automático Tiptronic de ocho velocidades (y levas en el volante), que deriva los 500 Nm de fuerza a los dos ejes a través del eficaz sistema de tracción integral quattro. Esta es la base, pero sobre ella puedes incorporar varias virguerías para hacer del Q8 un coche todavía más incisivo en su comportamiento. Me refiero a la direc
ción integral (el eje trasero también gira) o a poder elegir entre los distintos sistemas de suspensión que ofrece (la neumática adaptativa deportiva se lleva la palma, aunque cuesta 1.590 euros).
Al ralentí, el motor TDI suena más de lo que esperaba, sensación que se multiplica cuando vas apurando las marchas con el pedal a fondo. La respuesta es buena y, sin ser explosiva, te permite ganar velocidad de una forma muy sencilla y ha
cer adelantamientos con total seguridad. En cuanto al consumo, hay que decir que es normal moverse en cifras por encima de los 8-9 litros a los 100 kilómetros. Para ganar en eficiencia, Audi ha dispuesto una red de 48 voltios para alimentar el sistema Mild Hybrid que apoya al motor en determinadas situaciones, lo que le hace ganarse, de paso, la etiqueta ECO de la DGT, con las ventajas que ello conlleva. En marcha es, en general, bastante cómodo, aunque las llantas opcionales de 22 pulgadas que te comentaba antes provocan que merme un poco el confort al rodar por carreteras rotas. No obstante, puedes suavizar el comportamiento de esta mole de más de 2,2 toneladas con la ayuda del Audi drive select (con programa off road incluido). En cuanto a asistentes a la conducción, este Q8 ofrece todo lo que te puedas imaginar, aunque muchos de estos sistemas son opcionales y te obligan a pasar por caja.