Aquí tienes 6 parejas de SUV: misma marca, diferente tamaño
Los motores de ocho cilindros están desapareciendo: demasiado sedientos, demasiado ruidosos, demasiada testosterona. ¡Pero todavía existen! Aquí te presentamos ocho V8, desde deportivos hasta todoterreno y familiares
No importa cuál de estos modelos con motor de ocho cilindros elijas: ¡todos te sacarán una sonrisa desde el ralentí!
BRUMM, BRUMM, POPP, POPP, POPP, POPP. Todas estas onomatopeyas han sido un intento de recrear el sonido que hace un Jaguar F-Type SVR. Un zumbido apoteósico al arrancar. Un rugido seguido de un borboteo desbordante al avanzar. Un aullido estremecedor al hundir el pie derecho. Todos y cada uno de los pelos se te ponen de punta al unísono. ¿Cómo lo consiguieron, por el amor de Dios? Si hubiera un Emmy para el mejor sonido de motor, Jaguar lo ganaría fácilmente. Con él tienes garantizada la piel de gallina incluso para quienes tienen poco más de un dedal de gasolina en la sangre.
Y ahora viene el pero: tus vecinos te odiarán con este coche. A una dis
tancia de cien metros, los azulejos del baño probablemente se caerán de la pared cuando se presiona el botón de arranque. Y eso nos lleva al problema fundamental de los ocho cilindros. Hoy, lo políticamente correcto son 800 voltios en lugar de un buen V8. Eléctrico en lugar de gasolina 98. Y, a ser posible, que no consuma más de 10 litros. O, simplemente, mandar todo esto al carajo y quedarse con el placer indescriptible que aporta el sonido que acabamos de describir.
Hoy no queremos el apoyo de un propulsor eléctrico y no importa lo irracional que esto sea. Y por eso, en esta prueba, los frenos de disco van a sudar tanto como la tarjeta que nos da la empresa para gasolina (lo siento, querido responsable de gastos de AUTO BILD). La selección de motores de ocho cilindros que hemos hecho es grandiosa. Comencemos con nuestra ronda de ofertas.
El primer modelo que te presentamos es el Ford Mustang. Este coupé está disponible desde 40.350 euros, pero la versión con motor de ocho cilindros cuesta 10.000 euros más, y vale cada céntimo. El Mustang gime suavemente al trote y suelta un enérgico relincho al galope. Se trata de un automóvil que es mucho mejor que su reputación. Los acabados están >>
>> bien, el chasis, con un eje trasero que invita a los derrapajes, es sorprendentemente preciso y cada vez que algunos detalles amenacen con molestarte, como los plásticos de aspecto barato, siempre puedes pensar en que ni siquiera un Mercedes Clase E Estate en su configuración básica cuesta tan poco como el Mustang. Por el familiar, con sus perezosos 160 CV diésel, hay que pagar la friolera de 5.000 euros más: en total, 55.400.
El objetivo aquí es disfrutar de su tremenda potencia, admirar cómo su largo morro se eleva hacia el cielo cuando vas a toda velocidad e incluso hacer alguna travesura: el Mustang tiene el botón Line Lock, con el que puedes arrancar con las ruedas traseras echando más humo que una barbacoa. Servir no sirve para nada, pero es realmente espectacular.
Cambiemos al Lexus, un gran desconocido para el público. Su diseño puede causar controversia. A mí, me encanta. Y tiene un halo tecnológico acorde con lo que es este coche, porque tecnológicamente es impecable.
Está diseñado con una meticulosidad que recuerda a los anteriores SL de Mercedes y tiene detalles como el cuentarrevoluciones que se mueve hacia la derecha con solo presionar un botón y permite una presenta- >>
>> ción diferente del cuadro instrumentos. Esto va muy bien con el refinado V8 que, con unos perfectos modales y un excelente rendimiento de conducción, es ideal para este Gran Turismo. Si hubiera un premio para el coche deportivo más intelectual, el Lexus sería un gran candidato.
El BMW M850i está en la misma liga, aunque con un carácter completamente diferente. La M lo sitúa en la cumbre de la ingeniería automotriz e asegura un sofisticado chasis y un gran comportamiento. ¿Alguna pega? No, no será el diseño esta vez. A diferencia de muchos otros BMW, el Serie 8 es realmente sexy. Y sus 530 CV ofrecen una respuesta que sería digna de un Porsche 911 (y perdimos la cabeza en nuestra primera prueba del M8 real con 625 CV). Pero si aún así queremos ponerle algún pero, podríamos decir que el M850i tal vez sea demasiado perfecto y que el tacto de la dirección resulta un poco artificial.
En cualquier caso, el dinamismo del BMW esta a años luz del carácter
del Jeep Grand Cherokee Trackhawk y el Mercedes-AMG G 63. Estos dos todoterreno muestran que el placer de conducir un coche de este tipo no siempre tiene que equivaler a llevar el diésel más potente posible bajo el capó, aunque ambos también ofrecen una gran cantidad de par: el 6,2 litros del Jeep (710 CV) alcanza los 868 Nm, mientras que el propulsor biturbo AMG genera 850 Nm a sólo 2.500 revoluciones. Desde luego, esto no ayuda a pillarle el punto a la entrega de fuerza bruta de estas dos moles. Ándate con ojo: cuando te subes por primera vez, sólo con soltar los frenos, probablemente chocarás con otro coche al intentar salir de tu aparcamiento. Así de impetuosos son estos dos motores de ocho cilindros. Es surrealista. Estos dos colosos, que pesan más de dos toneladas, simplemente parecen burlar las leyes de la física. Eso sí, con sus 17 litros de consumo, la física todavía tiene la última palabra…
¿Y el Óscar es para...? Mmmm, todos lo merecen. Tal vez el Porsche, que se presenta como familiar aunque no sea precisamente un familiar al uso. Justo antes de que el Taycan eléctrico volviera a llamar la atención de todos llegó este deportivo, en toda la extensión del término, que además ofrece mucho espacio interior. O el Corvette... Poco antes de ser reemplazado por el C8 (que con suerte también llegará a Europa), puede hacer una cosa particularmente bien (aparte de su gran apariencia): brumm, brumm, popp, popp, popp, popp. Venga, toca otra vez nuestra canción preferida...