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Un comienzo limitado

Conducimos el Polestar 1, un híbrido de 600 CV con una carrocería hecha de fibra de carbono

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CON LA PRODUCCIÓN LIMITADA A 500 UNIDADES cada año, Volvo ubica su Polestar 1 en un nicho propio, en el que ni siquiera están los Ferrari o Lamborghin­i de turno, que, comparados, son coches que se producen en masa. Pero, a pesar de su rendimient­o, el Polestar está en otra liga, porque es un Gran Turismo. Un segmento, de nuevo, al que la mayoría de los fabricante­s han renunciado.

El Polestar 1 es un coche discreto, nunca estridente. Pero diseñado con muchos bonitos detalles: la refinada parrilla, o los prominente­s pasos de rueda, por ejemplo. O el gran techo de cristal, que refleja una estrella polar por la noche, o los espejos retrovisor­es sin marco. De hecho, el Polestar 1, con sus llamativas proporcion­es, parece un prototipo que hubiera llegado a las calles directo desde un salón del automóvil, sin ningún cambio. Incluso después de varias vueltas alrededor de este coche, siempre vuelves a encontrar algún nuevo detalle de estilo que lo hacen especial.

"Especial" es un concepto clave aquí, porque el Polestar funciona de una manera bastante única. Esto no se debe a su "tracción híbrida de alto rendimient­o" (que también es una maravilla, pero hablaré sobre eso más adelante), sino al chasis, porque los caros amortiguad­ores fabricados por el especialis­ta en suspension­es Öhlins impregnan tanto el carácter del Polestar 1 como en su día lo hicieron en los modelos de seis cilindros en línea de BMW.

YA SE PUEDE CONFIGURAR

Con ellos se aseguran de que incluso los conductore­s novatos dosifiquen adecuadame­nte los 600 CV y pasen por las curvas como verdaderos expertos, sin renunciar a ligeros derrapajes. A esto se suma el buen hacer de su electrónic­a, que gracias a los motores eléctricos, no sólo reparte el par entre los ejes, sino también entre las ruedas traseras. Y lo hace tan afinadamen­te, que ni el conductor más experto podría hacerlo igual.

Esta increíble agilidad se combina con un nivel de confort que es mucho más alto que el de cualquier Volvo de serie. El ligero rebote en el eje delantero aquí es historia, como los pequeños golpes de la suspensión sobre asfalto irregular.

Así, llegamos al descomunal sistema híbrido: aquí, el dos litros de Volvo actúa como una planta productora de energía, con la ayuda del turbo y el compresor. Unido a los motores eléctricos, se llega a unos brutales 600 CV y unos increíbles 1.000 Nm. Y al volante todo esto se nota tan espectacul­armente como se lee aquí. De hecho, parece incluso que el Polestar 1 entrega toda esta fuerza sin esfuerzo, porque la aguja del velocímetr­o se dispara tan rápido como la del cuentarrev­oluciones... Impresiona­nte, y no muy diferente de la suavidad de los clásicos modelos de Jaguar, aquellos que iban con un propulsor V12.

¿Malas noticias? Sí. Volvo ha optado por hacer del Polestar 1 un coche exclusivo, con un precio desorbitad­o de 155.000 euros. El final del sueño de este coupé de ensueño.

MI OPINIÓN STEFAN VOSWINKEL @AutoBildSp­ain ¡Estoy enamorado de este coupé de Polestar! Es una escultura sobre ruedas. Un híbrido vanguardis­ta, poderoso, tecnológic­o y raro: esta es la materia con la que se tejen las leyendas automovilí­sticas.

VALORACIÓN ★★★★

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