TEST Toyota Camry: vuelve el segmento de lujo ¡y sin complejos!
Por fin llega a España el Toyota Camry, que se venderá únicamente con motor híbrido, por eso no es apto para todos los públicos. Lo probamos para descubrir si su fórmula resulta convincente
PARA MÍ, COMO PROBADOR DE COCHES, siempre es excitante ponerme al volante de uno que triunfa, aunque sea en el otro lado del mundo. Ahora el Camry llega a España como sustituto del Avensis, que dejó de venderse debido a la falta de demanda.
Sólo se ofrece como híbrido y con tres acabados diferentes: Business, Advance y Luxury, con precios que van de los 36.500 hasta los 43.400 euros. Aunque a esta tarifa oficial se le puede aplicar un descuento de hasta 5.400 euros. Así que el precio no tiene por qué ser un impedimento.
En lo referido a equipamiento tecnológico, tampoco tendrás pegas, porque viene de serie con asistentes de cambio involuntario de carril y de marcha atrás, luces automáticas o control de arranque en pendiente, entre otros. Y su sistema multimedia con pantalla de 8,0 pulgadas, aunque poco intuitivo, es muy completo.
Paso al interior para descubrir que ofrece bastante espacio para la cabeza. Y su maletero también tiene
unas buenas dimensiones: ofrece 524 litros, porque la batería de níquel-hidruro metálico (1,59 kWh de capacidad) va debajo del asiento trasero y no resta espacio.
Eso sí, los asientos no ofrecen un gran soporte lateral, algo que es buscado, para satisfacer a una clientela que no será precisamente joven y que prefiere un mayor confort. Y tampoco me enamoran sus materiales y acabados. No son malos en absoluto, pero en este segmento hay que buscar algo más de calidad percibida.
Lo bueno es que este híbrido no convence sólo por su eficiencia. Aunque sigue apostando por el cambio CVT, cuya respuesta nunca me ha convencido, el conjunto de transmisión y motor se muestra aquí mucho más afinado que en el Prius. Te recuerdo que el Camry monta un propulsor de 2,5 litros, que responde de forma más convincente que el pequeño 1,8 del compacto. Y, al ir apoyado por un eléctrico, se toma sus descansos y el consumo no se dispara. En mi caso, el 25% del tiempo pude circular en modo 0 emisiones.
Además de esto, el Camry está muy bien aislado y apenas se nota cuando entra en juego el bloque de combustión. Y este solo ruge de manera notable (y desagradable) cuando aceleras a fondo y cuando el motor está cargando las baterías y el vehículo está parado. Por lo demás, es un coche bastante silencioso.