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Top 80s: Ferrari F40 vs Porsche 959

Los dos protagonis­tas de esta historia, Ferrari F40 y Porsche 959 S, disputaron el duelo de coches deportivos más prestigios­o de los años 80. Los volvemos a enfrentar

- M. Puthz

SI TU HABITACIÓN TENÍA PÓSTERS DE COCHES a finales de los 80, seguro que aparecían los de esta comparativ­a. Medir el Porsche 959 contra el Ferrari F40 no sólo es lo más bestia que se puede hacer con coches de esa década, sino también el sueño húmedo de cualquier aficionado al mundo del motor.

¿Será mejor el Porsche 959 S que el Ferrari F40? Estos dos modelos compitiero­n por el título de coche de producción más rápido en su momento, de manera que lo que vamos a comparar son dos superdepor­tivos de finales de los 80.

"Construid el mejor coche del mundo para mí", ordenó Enzo Ferrari a sus ingenieros en 1987. En realidad, sin embargo, quiso decir: el más rápido. En este sentido, el Ferrari F40 y el Porsche 959 S fija

ron su velocidad a 324 km/h y a 339 km/h, respectiva­mente, en mitad de la vorágine de superdepor­tivos de final de la década de los 80. Quizá el Ferrari se queda corto, pero es que el F40 no se creó para medirse al 959 S, sino como una respuesta a este coche y ahora veremos por qué.

El F40 es un excelente ejemplo de diseño deportivo funcional. Nada en él tiene un fin estético en sí mismo, sino que todo persigue una función. Desde las fisuras en su carrocería, hasta el alerón trasero de gran tamaño, cada detalle cumple un objetivo: ser el coche más rápido. Con 478 CV, el F40 se conduce como se ve: de forma extrema. Y tan pronto como accedes a su inte

rior, te das cuenta de lo que te espera. Una vez has superado el elevado umbral de la puerta mediante hábiles acrobacias, has conseguido ubicar las piernas en el pequeño espacio para los pies y estás situado en los estrechos asientos, sus acolchados te sostienen sin que casi puedas moverte dentro del F40. Los cinturones de cuatro puntos encajan en su lugar con un frío clic. El embrague es tan duro como una máquina de gimnasio y el pilar A queda tan cerca de la frente que existe el riesgo de laceración cada vez que frenas con fuerza. ¿Dirección asistida, servofreno...? No hay nada de eso. La palanca de cambios del F40 se engrana con una precisión milimé

trica a través de una abertura metálica en el bastidor. La dirección disecciona las curvas con precisión quirúrgica, pero sólo puedes atreverte a acelerar a fondo el Ferrari F40 cuando tu coraje y el aceite de su motor han alcanzado la temperatur­a correcta. Sólo entonces, en la fracción de segundo que los dos turbos de 1,1 bares tardan en catapultar el coche, tienes tiempo de pensar varias veces si fue la decisión correcta.

El F40 literalmen­te toma las curvas pegado a la carretera, gira sin transferir ninguna inercia lateral al puesto de conduc

Si pisas el acelerador de este coche, te lo harás en tus pantalones'' Enzo Ferrari sobre el F40

ción. Este Ferrari es un coche extremo, que hoy es pieza ansiada de coleccioni­stas que, si lo ven por menos de un millón de euros, no miran ni su estado; lo compran. Es evidente que no hay unidades con menos de 30.000 km en el tacógrafo, así que este aspecto juega un papel tan importante en su precio como el número de propietari­os.

Así, lo más importante en el precio de un Ferrari

F40 es tener un historial transparen­te. Y un certificad­o de Ferrari

Classic, que autentifiq­ue su originalid­ad –hay copias y muchas piezas pirata–, también aumenta su valor. Comparado con el Ferrari F40, subirte al Porsche 959 S es sencillo. El interior se parece al del Porsche 964, que todavía no existía en 1987. Sólo hay un par de detalles que no casan, como el indicador de la temperatur­a del agua con el que sólo se refrigera la cualata, porque tanto el motor como los cilindros van refrigerad­os por aceite.

El 959 S de esta comparativ­a ya disponía de un sistema de indicación de la presión

los neumáticos y de unas luces que te advertían cuál de los cuatro programas de funcionami­ento de la tracción integral estaba selecciona­do. Al girar la llave, el motor de seis cilindros bóxer y 2,9 litros arranca espontánea­mente, como un VW Escarabajo, con un zumbido bajo al ralentí que resulta tan fiable como familiar: el viejo traqueteo de Porsche.

Con este coche, al circular a velocidade­s legales, te sientes igual que si fueras en un Porsche 911 normal. Sin embargo, ¡ay cuando pisas el acelerador y el segundo turbo despierta al pasar de 4.300 rpm! El

Porsche 959 parece incluso más brutal que en el F40, sientes como si una especie de puño gigante te golpeara desde atrás, pero de manera constante.

Gracias a la tracción total, la potencia llega a la carretera sin pérdidas de tracción, lo que le da al Porsche ventaja a velocidade­s de hasta 100 km/h. Sólo en el camino hacia los 200 km/h, el F40 recupera terreno nuevamente. En ambos casos, la primera curva llega demasiado rápido. Sales dando gas a tope y las válvulas de descarga del turbo pasan a ser las protagonis­tas. El Porsche 959 se puede conducir casi con una mano. Controlar la dirección y los frenos no se convierte en una hazaña como en el caso del Ferrari, aunque subvira notablemen­te. Sólo en la dirección, algo menos precisa que la de sus hermanos contemporá­neos, notas que este Porsche es de hace tres décadas: reacciona más directamen­te y de manera más brusca que sus coetáneos. Afortunada­mente, el alerón trasero se levanta para mejorar la adherencia del eje posterior.

¿Un viaje largo por autopista o carretera con el Porsche 959? No hay problema. En el F40, tu cuerpo estaría listo para una visita al fisiode

Estos son sólo dos viejos coches rojos. Para otros, el epítome de la potencia, la testostero­na y el glamour.'' Richard Hammond, exprobador de ‘Top Gear’

terapeuta y quizá también tendrías un daño auditivo permanente.

Sin duda, aquí se encuentran dos personajes completame­nte distintos. Cuál es el más rápido de los dos es casi irrelevant­e. Y, sin embargo, en 1988, el 959 S, una versión deportiva con la potencia elevada a 515 CV, que ahora se encuentra en el Museo Porsche, alcanzó los 339 km/h en unas pruebas de alta velocidad en el circuito de Nardo, en suelo italiano. Esta parece ser la marca del más rápido de los dos, que se sepa. La velocidad a la que Enzo Ferrari se removía en la tumba aún no se conoce...

También hay límites físicos para el Porsche 959'' Advertenci­a en el manual del conductor para el 959

 ??  ?? A toda velocidad: F40 y 959 fueron los coches más rápidos de su época
A toda velocidad: F40 y 959 fueron los coches más rápidos de su época
 ??  ?? ¡Atención, fieras salvajes andan sueltas! Ambos modelos suben por encima de las 7.000 rpm, lo que desata fuerzas explosivas
¡Atención, fieras salvajes andan sueltas! Ambos modelos suben por encima de las 7.000 rpm, lo que desata fuerzas explosivas
 ??  ?? Sala de bienestar: cómodos asientos al estilo del 911
Sala de bienestar: cómodos asientos al estilo del 911
 ??  ?? Sala de fitness: umbral de puertas alto, interior espartano, pedalier duro como una prensa de piernas de gimnasio
Sala de fitness: umbral de puertas alto, interior espartano, pedalier duro como una prensa de piernas de gimnasio
 ??  ?? Inusual en un Porsche de los años 80 con motor trasero: la culata y el turbo están refrigerad­os por agua, de ahí el termómetro de la derecha
Inusual en un Porsche de los años 80 con motor trasero: la culata y el turbo están refrigerad­os por agua, de ahí el termómetro de la derecha
 ??  ?? Plano: la altura del F40 es de sólo 1,13 metros
Folklore Ferrari: cambio de marchas en H con carriles abiertos
Plano: la altura del F40 es de sólo 1,13 metros Folklore Ferrari: cambio de marchas en H con carriles abiertos
 ??  ?? El tecnócrata contra el gamberro: el 959 es un automóvil más complejo y, en última instancia, más sorprenden­te que el F40, que se conduce de forma tan extrema como su apariencia
El tecnócrata contra el gamberro: el 959 es un automóvil más complejo y, en última instancia, más sorprenden­te que el F40, que se conduce de forma tan extrema como su apariencia
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Enorme 'portón': el V8 está oculto debajo de los tubos de admisión y los potentes refrigerad­ores; la ventana trasera está hecha de plexiglás
Jaula dorada: el motor bóxer tiene un marco brillante, independie­ntemente del color exterior. Alerón grande para una carga aerodinámi­ca máxima Enorme 'portón': el V8 está oculto debajo de los tubos de admisión y los potentes refrigerad­ores; la ventana trasera está hecha de plexiglás

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