TEST VW Tiguan 1.5 TSI
El nuevo VW Tiguan ha mejorado donde lo necesitaba: ahora es más coche y brilla por su tecnología. Su motor 1.5 es un gran acierto
NO ES COMO EL GOLF, PERO EN CIERTA MANERA, cada vez que Volkswagen decide renovar al Tiguan, se palpa la tensión. No en vano, es un coche importantísimo para la marca alemana. En cifras, cada 35 segundos se fabrica un Tiguan en una de las cuatro plantas de los cuatro continentes donde se produce este SUV. La actual generación lleva en el mercado desde 2017 y por eso necesitaba una actualización. De todas formas, al nuevo Tiguan lo vas a distinguir rápidamente gracias a su renovado frontal, con la nueva parrilla como gran protagonista y unos faros más afilados (en la zaga los cambios son menos relevantes, ya que la forma de los pilotos apenas cambia).
No obstante, la actualización del Tiguan ha traído consigo interesantes y bienvenidas modificaciones en la gama: una de ellas es la llegada de un Tiguan R con 320 CV bajo el capó; la otra, la incorporación de una versión híbrida enchufable a la gama que estrena etiqueta azul de cero emisiones. Pero de momento, la que ves en estas páginas es la prueba de una de las versiones que estoy seguro se va a vender mucho: se trata de la variante con motor de gasolina 1.5 TSI de 150 CV, tracción delantera y cambio de doble embrague de siete velocidades. Si a esta combinación le quieres poner un poco más de picante, puedes elegir, como es el caso de mi unidad de pruebas, el acabado R-Line, que recuerda algo más a su hermano mayor, el VW Touareg. Fíjate en la parrilla que termina fundiéndose con los faros delanteros y un paragolpes con tomas de aire más marcadas. Mola, ¿verdad?.
Sin embargo, la mayor parte de los cambios del nuevo Tiguan los vas a encontrar en el interior. Te hablo de una enorme pantalla central de 23,4 pulgadas (es un extra que cuesta 1.085 euros), la instrumentación digital con otro gigantesco display a todo color, con mucha información y muy personalizable (es de serie) y
todos los avances en conectividad y servicios telemáticos que te puedas imaginar (a costa de su eSIM embarcada). Casi todos los botones físicos han desaparecido (parece que cunde el ejemplo en todas las marcas del grupo) y en su lugar aparecen botones y superficies táctiles que, a mi juicio, no siempre suponen un plus en facilidad de uso por mucho que quieran convencernos de ello.
El volante del nuevo Tiguan es grande y su grosor es perfecto. Su parte inferior está ligeramente achatada e incorpora a ambos lados un conjunto de botones que también incorporan funciones táctiles (hasta el techo panorámico se abre de
forma táctil). En cuanto al equipamiento de seguridad de este Tiguan hay también importantes novedades: el Front Assist y el Side Assist pasan a ser de serie y en cuanto al sistema de infoentretenimiento también hay novedades: se estrena el modelo MIB3 y ello supone un control por voz mejorado y conexión inalámbrica tanto para Apple Carplay como para Android Auto. Y ya que me he metido en faena, no puedo pasar por alto el espectáculo de sonido que viene firmado por Harman Kardon y que supone once altavoces, subwoofer y un amplificador digital de 16 canales con nada menos que 840 watios de potencia.
Me pongo en movimiento: este 1.5 turbo de 150 CV ya ha encontrado cobijo bajo el capó de muchos modelos del grupo, no solo de la marca Volkswagen. Suena poco, se muestra voluntarioso desde bajas vueltas (el par máximo lo entrega muy rápido) y sobre todo se combina con una caja automática de doble embrague y siete velocidades que le sienta como anillo al dedo. Pero después de recorrer los primeros kilómetros hay dos aspectos que quiero destacar por encima del resto: el confort de marcha y el aislamiento acústico. Como el bloque TSI es muy suave, apenas llegan vibraciones al interior y la sonoridad dentro es muy baja.
Con los diferentes modos de conducción a mi disposición, puedo ir modificando la respuesta del acelerador, la caja de cambios y el volante, aunque si te digo la verdad, tampoco hay muchas diferencias entre ellos (en el modo Sport, el confort de marcha sigue siendo bastante elevado).
Si eliges el modo ECO y cuidas el acelerador, vas a lograr consumos muy razonables de poco más de siete litros. Buena culpa la tiene el cambio, que es capaz de meter una marcha más cuando parece que no es posible para reducir todavía más las revoluciones del motor y controlar el consumo de combustible. No obstante, y ya que hablamos de la versión R Line con su aspecto más dinámico, sí te recomendaría que
incluyeses la suspensión adaptativa DCC, un extra que cuesta 1.085 euros y que incluye una dirección también más rápida y directa. Con ella vas a lograr extraer la quintaesencia a un Tiguan que es capaz de ofrecerte mucha confianza al volante en cualquier circunstancia y sin importar la carretera por la que circules. Una de las pocas pegas que le pondría a esta versión es que no pueda incluir la tracción integral 4Motion, sistema que solo está destinado y en exclusiva (de momento) a las variantes TDI, tanto de 150 como de 200 CV. En cualquier caso, después de hacerle un buen porrón de kilómetros a este Tiguan sigo pensando que esta es la versión idónea y más equilibrada para el común de los mortales (y sus
familias).